Martín Lutero, Tomás Müntzer
y los anabaptistas radicales
Dr. Alejandro Zorzin
La trama de los sucesos y
los personajes vinculados al tema en cuestión se pueden conocer a través de
buenos estudios y fuentes editadas en español e italiano.[1] Por eso
no será en la historia de los eventos que ahondará el siguiente estudio, sino
en la perspectiva escatológica con la que algunos de los protagonistas del
movimiento de Reforma protestante interpretaron su realidad en la tercera
década del siglo XVI. El enfoque sobre este aspecto de sus ideas religiosas
resulta pertinente, porque en las regiones europeas de habla alemana la década
transcurrida entre 1525 y 1535 quedó marcada por dos grandes masacres con
ribetes apocalípticos: la “batalla” de Frankenhausen (en Turingia) en mayo de
1525 y el sitio y toma de la ciudad de Münster (en Westfalia) en marzo de 1535.
En ellas fue diezmada una de las vertientes del movimiento de Reforma
protestante.
En 1532 se publicó un
librito con cálculos y elucubraciones matemáticas basadas en textos bíblicos,
que establecía la fecha de la venida de Cristo para el 18 de octubre de 1533, a
las ocho de la mañana. El autor del mismo -Michel Stifel[2]- era pastor en
Lochau (Sajonia) y amigo personal de Lutero. A pesar de que el príncipe elector
sajón le había prohibido predicar sobre el tema, sus ideas del inminente fin
del mundo se fueron difundiendo en la región y gran cantidad de campesinos y
aldeanos comenzaron a vender y a regalar sus posesiones a la espera de la
anunciada segunda venida de Cristo. El día señalado una muchedumbre angustiada
se congregó en el lugar, e incluso Lutero desde Wittenberg había enviado un
observador. Pero tras tensa espera nada de lo predicho ocurrió. Entonces, los aguaciles
del príncipe detuvieron al malogrado profeta y lo trasladaron hasta Wittenberg.
Allí -gracias a gestiones de su amigo y protector Lutero- permaneció cuatro
semanas bajo arresto domiciliario.[3] Stifel
-quien a partir de 1559 ocupó el cargo de profesor de matemáticas en la
universidad de Jena- falleció por causas naturales en 1567, a la avanzada edad
de 80 años.
A comienzos de enero de 1534
arribaron a la ciudad de Münster (situada en la región noroccidental de
Alemania) dos enviados de Jan Matthijs -un panadero predicador anabaptista
oriundo de Haarlem (en los Países Bajos).[4] Inspirado
por intensas visiones apocalípticas, Matthijs estaba convencido de ser Enoc, el
segundo testigo-profeta anunciado por el Apocalipsis [cf.11:3]. Con severidad y
convicción proclamaba que:
"Dios deseaba
suscitar un pueblo elegido y que sobre quien no tuviera el [bautismo con el]
signo Tau [cf. Ap 7:3s. y 14:1], irrumpiría el castigo y la ira del Padre."[5]
Para este misionero
itinerante anabaptista la inminente devastación de todos los impíos iba a
irrumpir en la pascua de 1534. En febrero de ese año Matthijs llegó a Münster,
donde sus predicaciones extáticas y sus corridas por las calles reclamando
penitencia, causaron un fuerte impacto en un amplio sector de la población.[6] Movido
por el clima de exaltada expectación religiosa que se vivía en la ciudad y por
reclamos de ciudadanos opuestos al movimiento, que habían sido obligados a
abandonarla, el príncipe-obispo Franz von Waldeck (±1492 - 1553) decidió
sitiarla con sus tropas. Esta amenaza militar directa, no hizo más que
confirmar ante los ojos de los seguidores/ras de Mathijs las visiones
apocalípticas sobre la inminencia del combate final entre impíos y elegidos que
les venía anunciando. Al comenzar el día de la pascua de 1534 sin que se
produjera la anunciada destrucción de los enemigos que asediaban la ciudad,
Matthijs mismo salió fuera de las murallas para forzar el desenlace
apocalíptico. En plena arenga profética a los mercenarios del obispo, un
lansquenete lo tomó por sorpresa y allí mismo lo mató, atravesándolo con la
espada.[7]
Dos situaciones casi
simultáneas, dos expectativas muy similares de la inminente irrupción de Cristo
en el mundo -separadas por apenas algo más de cinco meses. Sin embargo, dos
desenlaces totalmente diferentes: una breve sanción disciplinaria en un caso, en
el otro la muerte violenta. Lo primero que nos sugieren ambos ejemplos, es que
la expectativa de un final apocalíptico de la historia estaba presente tanto
entre seguidores de Lutero, como entre grupos del movimiento de Reforma
bastante más alejados de las enseñanzas de aquél. Esto por un lado revela la
existencia de un sustrato escatológico común en la mentalidad religiosa de
aquella época, pero por el otro plantea una pregunta. ¿A qué se debe el
carácter inocuo de la expectativa apocalíptica en el caso de Stifel y su
virulencia en el de Matthijs? La respuesta a esta pregunta pondrá de manifiesto
una divergencia clave dentro del movimiento de Reforma protestante, de la que
el mensaje cristiano mismo es responsable a lo largo de su historia desde los
mismos comienzos.[8]
1. Lutero y su percepción de
la cercanía del fin
La obra de mayor difusión y
efecto a largo plazo que publicó Lutero fue la traducción al alemán del Nuevo
Testamento, en Septiembre de 1522.[9] De los
libros neotestamentarios contenidos en esa edición, el único profusamente
ilustrado era el Apocalipsis. El artista Lucas Cranach (el mayor) había
diseñado un total de 21 ilustraciones para iluminar diferentes pasajes de ese
texto bíblico.[10] De
esas ilustraciones tres ofrecen un interés particular para nuestro tema, porque
en ellas el artista (siguiendo indicaciones del traductor[11])
identificó a "la bestia que sube del abismo" [Ap 11:7], al
"dragón" y a la "bestia" [Ap 16:13], y a "Babilonia la
grande, la madre de las rameras" [Ap 17:5] con el papa romano,
colocándoles en sus cabezas la tiara pontificia [ver ilustraciones 1-3]. Esta
contemporización subversiva, que desde Wittenberg se hacía de las visiones de
Juan en Patmos, fue duramente cuestionada por el duque Jorge de Sajonia
albertina. El 7 de noviembre de 1522, éste hizo publicar un mandato en el que
prohibía la adquisición y tenencia de esa Biblia a sus súbditos. Como
consecuencia de ello -y por presiones de Jorge sobre su primo, el príncipe
elector Federico de Sajonia ernestina- en la reedición del Nuevo Testamento de
diciembre de ese año, la triple corona pontificia fue retocada en los
tacos-clisé de las ilustraciones, quedando una corona simple. Modificación que,
sin embargo, en nada alteraba la expectativa escatológica de Lutero y su
convicción de que el papa romano era el anticristo.[12]
Durante su reclusión forzada
en el Wartburg (en la segunda mitad de 1521) Lutero compuso otra obra
fundamental para la consolidación y difusión del mensaje evangélico: una serie
de comentarios (en alemán) a los pasajes bíblicos de predicación obligatoria durante
la época de navidad y adviento.[13] Los
mismos fueron publicados en marzo/abril de 1522. De ellos, en especial su
comentario sobre el evangelio del segundo domingo de Adviento (Lucas 21:15-36)
nos permite conocer su perspectiva escatológica y su convicción en cuanto a que
"el día del fin no está lejos".[14]
Lutero tiene esta certeza
porque al leer las crónicas sobre los tiempos transcurridos desde el nacimiento
de Cristo hasta su época, en ninguna época anterior no detecta "nada
comparable con nuestra realidad y nuestro siglo" en cuanto a destreza y
sofisticación técnica o exceso de lujo y consumo. Lutero, por ejemplo, opina
que la evolución en los gustos culinarios y en la extravagancia del ropaje, han
llegado a su máxima expresión posible en su época. "¿Y quien ha leído
jamás de comerciantes como los de ahora, que dan la vuelta al mundo y a todo el
mundo devoran?" [p.105] Todo ese impactante desarrollo ha alcanzado un
pico absoluto en su tiempo, y -según Lutero-
"... no puede uno
imaginar cómo se podría lograr un mejoramiento ni frenarlo. Surja una luz y
comience un día, sea como fuere, algo hay que no cambia: nunca antes hubo en la
cristiandad semejante astucia, ingenio ni capacidad para las cosas materiales y
físicas, ni hablar de nuevas invenciones como la imprenta, los cañones y otras
técnicas para la guerra." [p.106]
Además para Lutero a todo lo anterior todavía se le suma, que es en su
época que el papa romano ha desplazado a Cristo, usurpando su lugar. Una
situación límite que va acompañada de gruesos pecados como inmoralidad,
asesinatos, infidelidad, avaricia y otros, "porque -así lo percibe Lutero-
ya no hay vergüenza ni temor y todo llega hasta el exceso." [ibid.] Por
eso la referencia de Cristo a la preponderancia absoluta de la preocupación por
las actividades mundanas como señal previa a su segunda venida (cf. Lc 17:27s.)
para él es una de las razones que le confirman la cercanía del final. A ello se
suma Mateo 24 (vs.15) con su referencia a la abominación del anticristo:
"... tal como
actualmente ocurre bajo el papado con total libertad, de la manera más desvergonzada,
más tiránica y más desesperante, ... es ese aspecto el que en especial -dice
Lutero- me obliga a creer firmemente, que Cristo habrá de venir pronto."
Porque, si
"... sólo fuera
inmoralidad, igual que antes del diluvio, o simple pecaminosidad mundana como
en Sodoma, yo no opinaría que a causa de esto el día final iba a estar por
llegar. Pero destruir, eliminar, condenar, blasfemar todo servicio a Dios,
palabra de Dios, sacramento de Dios, hijos de Dios y todo lo que pertenece a
Dios, y colocar en su lugar al diablo, adorarlo y honrarlo, tomando sus
mentiras por palabra divina, eso será lo que le pondrá un punto final antes de
percibirlo uno siquiera -de esto no tengo duda alguna." [p.107]
Sin embargo, no es sólo la
percepción del colmo de excesos en el ámbito histórico-social y religioso lo
que cimienta la certeza de Lutero sobre la inminencia del fin; su época
-afirma- está experimentando simultáneamente todas las señales cósmicas a las
que hace referencia Mt 21:25
"Todo se da de
golpe. Es así que también hemos visto cometas y hace poco cayeron muchas cruces
del cielo y en medio de todo eso surgió la nueva e inaudita enfermedad de los
franceses [= sífilis] ... Además está la bestia terrible, que hace pocos años
el Tíber arrojó [a sus orilla] en Roma, con cabeza de asno, pechos y vientre de
mujer, un pie de elefante por mano derecha y escamas de pez en las piernas,
además de una cabeza de dragón en el trasero, etc.[15]Con
ella se anunció al papado, la enorme ira y el castigo divino. Este cúmulo de
señales anuncia algo más grande, de lo que toda razón puede imaginar."
[p.113s.]
Pero, demostrando cautela, Lutero reconoce no saber todavía cómo
identificar esa "conmoción de las huestes de los cielos" que Mateo
[21:26] menciona como señal previa al fin. No obstante, deja entrever la
posibilidad de que quizás se trate de la gran conjunción de varios planetas,
que los astrónomos venían pronosticando para "dentro de dos años".
Con esta referencia Lutero remite a temas y vaticinios que se venían debatiendo
ante la opinión pública de su época.
De hecho, se han conservado
varios grabados que permiten visualizar el tipo de expectativas e imágenes
(apocalípticas) que permeaban la mentalidad religiosa de Lutero y sus
contemporáneos en los años previos a 1524. Ya en 1488 el astrólogo Johann
Lichtenberger había publicado un Pronóstico [= horóscopo] en
el que vaticinaba que, bajo el influjo de una gran conjunción de los planetas
Saturno y Júpiter, en un futuro no demasiado lejano se producirían
enfrentamientos entre los distintos estamentos del imperio y profundas
transformaciones en la sociedad.[16] También
Johann Stoeffler -astrónomo en Tubinga- predijo en 1499 esa conjunción y la de
varios planetas más, llamando la atención sobre los dramáticos efectos que esto
debía producir sobre las fuerzas de la naturaleza y la realidad social.[17]
En 1507 y 1508 se publicaron
dos panfletos de Joseph Grünpeck, con xylograbados que ilustraban las terribles
amenazas y los cambios profundos que -según este autor- se avecinaban para la
sociedad de su tiempo. Ambos panfletos fueron reeditados en 1520 y 1522 y así
volvieron a circular entre el público los inquietantes grabados que ya habían
ilustrado la primera edición.
La portada del primer
panfleto[18] [ver
ilustración 4] muestra un cuadro de desolación apocalíptica con un paisaje que,
por la silueta de la ciudad y las ropas de la gente, se muestra como
contemporáneo a los lectores. Sobre una mitad del cielo dos jinetes con
armadura y blandiendo sus espadas, encabezan un inmenso ejército que entre las
nubes pareciera estar descendiendo sobre la ciudad amurallada. Tres lanzas
atraviesan la otra mitad del cielo donde, iluminados por relámpagos se mezclan
en una desordenada caída una columna, tres monstranzas, varias cruces, piedras
y un látigo con tres flagelos. A su vez, la corona de espinas, el hisopo, la
lanceta, un clavo, un dado y un azote (de varas secas) recrean el clima de la
pasión de Cristo. Detrás de los elementos que caen sobre la ciudad y rodeado
por un halo, el sol ilumina escenas de muerte y destrucción en la tierra. De un
lado del cuadro y arrastrando cadáveres, se levanta amenazante la ola de una
inundación. Del lado opuesto un ahorcado cuelga de la copa de un árbol seco,
mientras otro individuo prepara una soga para más colgamientos. Atrapada desde
todas partes por la muerte una madre desolada mira los cadáveres apilados
frente a ella y punzón en mano está por sacrificar a su bebé, para evitarle
tales sufrimientos.
El mundo amenaza con entrar
en una crisis final donde instituciones sólidas como la iglesia, parecen estar
destinadas a hundirse. Así lo sugiere la portada del segundo panfleto[19] [ver
ilustración 5], en el que la nave de la cristiandad -a toda marcha- acaba de
encallar; partido en dos su casco empieza a desaparecer bajo las aguas. La proa
-con el papa pidiendo auxilio en medio de su séquito (un cardenal, un obispo y
un monje)- se está hundiendo primero. En la popa, pero aparentemente sin
advertir el peligro, el emperador y el poder secular continúan sosteniendo
henchida la vela, camino a un desastre similar. Entre las ilustraciones más
desafiantes que se encuentran en este segundo panfleto de Grünpeck, se destaca
la que coloca de cabeza el orden social imperante [ver ilustración 6]. Un
campesino celebra misa ante el altar de una iglesia invertida, mientras el cura
párroco y un monje se dedican a roturar los campos.[20]
En 1521 Johann Carion
-historiador, matemático y astrólogo en la corte del príncipe elector Joaquín I
de Brandeburgo- volvió a publicar un Pronóstico en el que,
basándose en la gran conjunción de los planetas, vaticinaba la irrupción de una
gran inundación para el año 1524.[21] El
xylograbado [ver ilustración 7] de la portada (fechado en 1521) está compuesto
por tres cuadros: el primero muestra una ciudad arrasada por los aguaceros que
se abaten sobre ella desde el cielo; en el cuadro contiguo se ve una ciudad
iluminada por un astro tan brillante como un cometa. Ambos fenómenos naturales
brindan el marco para la escena que aparece en el tercer cuadro más grande.
Allí, ante los ojos del emperador -que pasivo mira a través de los dedos de su
mano- y de un cardenal -que pide auxilio con los brazos levantados al cielo-,
dos guerreros blanden sus espadas, prontos para decapitar al pontífice romano,
que tienen arrodillado frente a ellos.[22]También
en la portada de otro horóscopo similar -publicado en 1523[23] [ver
ilustración 8]- parece el tema de las aguas arrasadoras. Se ve una gran ciudad
amenazada por los vientos, la lluvia y el granizo que caen sobre ella. A su
vez, el río que frente a ella se ha salido de su cauce y arrastra a gente en su
correntada -a punto de morir ahogada. La escena retratada en el primer plano
del cuadro no está muy clara, pero bien podría tratarse de los momentos previos
a la ejecución de dos personas arrodilladas frente a un verdugo (?).
Sin lugar a dudas la portada
que de manera más detallada y explícita confrontó al público de aquella época
con los peligrosos tiempos que se vaticinaban para 1524, fue la de un panfleto
anónimo editado por la prensa de Hieronymus Höltzel en Nuremberg [ver
ilustración 9].[24] La
imagen -atribuída al artista nurembergués Erhard Schön[25]-
combina la extraordinaria conjunción de planetas[26] en
la constelación de Piscis[27] con
diluvios arrasadores que inundarán la tierra[28]y
el enfrentamiento violento entre los grupos sociales que actúan bajo el influjo
de Saturno[29] o
de Júpiter[30].
Además la presencia de un cometa [debajo de la cola de Piscis] sumada a las
conjunciones de los planetas, se interpretaba como un indicio claro de una
rebelión del pueblo campesino. Leonard R(e)ynmann -autor de este horóscopo- lo
expresaba sin rodeos en el texto del panfleto en cuestión:
"...los campesinos y
el pueblo común en muchos lugares formarán alianzas, se congregarán y se
levantarán por encima y en contra de sus reyes, príncipes y señores -tanto del
clero como de los seculares-; por todas partes se apropiarán, robarán y tomarán
lo que les sea posible; no perdonarán a nadie, de modo que poca diferencia
habrá entre ricos y pobres y de nada servirá defenderse o protegerse, ni con
plomo, cera, cueros de oveja o de ternero, hasta tanto cada cosa se haya
invertido, modificado o sufrido una profunda modificación."[31]
En base a tales vaticinios y al clima de confusión e inseguridad que
se vivía en aquellos años, también Lutero -desde fines de 1521- compartía la
opinión de que posiblemente apenas restaran unos pocos años más hasta la
irrupción del día del juicio final. Más adelante, cuando la exitosa represión
de los levantamientos y rebeliones campesinas (a lo largo de 1525/26), demostró
que esa conmoción generalizada de la sociedad no había sido la tan temida
antesala del fin de los tiempos, también Lutero volvió a dilatar el lapso que
había de transcurrir hasta la irrupción del fin.
Después de 1526, la amenaza
turca y el continuo avance de esta poderosa fuerza bélica hasta las murallas de
Viena, comenzó a ser interpretado como nuevo y claro indicio de la inminente
proximidad del gran desenlace final. En su Sermón de campaña contra los
turcos (publicado a fines de diciembre de 1529) Lutero vuelve a
recurrir a las especulaciones apocalípticas de la Biblia, como clave para
interpretar los hechos históricos más inmediatos, que lo inquietan a él y a sus
contemporáneos:
"...las Escrituras
nos profetizan a dos tiranos crueles que, antes del día final, han de asolar y
destruir la cristiandad. Uno espiritualmente, mediante artimañas o falso culto
y doctrina en contra de la fe cristiana y el evangelio. Acerca de esto escribe
Daniel en el capítulo 11 [vs. 36ss.] ... al que San Pablo llama anticristo en
la segunda epístola a los Tesalonicenses, en el segundo capítulo [cf. 2 Ts
2:3]. Se trata del papa con su papado, ... El otro lo hará con
la espada, de modo físico y externo, de la manera más horrible. De esto
profetiza categóricamente Daniel en el capítulo 7 [vs. 25]. Y Cristo, en Mateo
24 [vs.21], se refiere a una tribulación sin igual en la tierra. Se
trata del turco. Siendo, pues, inminente el fin del mundo, es preciso que
el diablo ataque antes a la cristiandad con todo su poder en la forma más
terrible, dándonos el verdadero golpe mortal, antes que subamos al cielo. Quien
quiera ser cristiano en estos tiempos, cobre ánimo en Cristo y no piense en
adelante en paz y sosiego. Ha llegado la hora de esa tribulación y profecía.
Asimismo, tampoco está lejos nuestra confianza y consuelo en el advenimiento de
Cristo y nuestra redención, sino que sobrevendrán inmediatamente... Por
consiguiente, persevera y ten la certeza de que el turco es de seguro la última
gran cólera del diablo contra Cristo, con lo cual llega al colmo y derrama toda
su furia contra el reino de Cristo."[32]
Este texto de Lutero -al igual que los anteriores- revela que en el
movimiento de Reforma protestante la visión de la realidad en términos
apocalípticos, no fue el patrimonio exclusivo de los disidentes -como podría
suponerse. En la mentalidad de la época -permeada por el lenguaje visual de la
Biblia de un modo mucho más intenso de lo que hoy día somos capaces de captar-
la perspectiva de un final apocalíptico de los tiempos era un elemento
constitutivo en la lectura que tanto los sectores eruditos como la gente
sencilla solía hacer de su realidad.
Sin embargo -como veremos a
continuación- hubo ciertos énfasis en base a los que esta clave interpretativa
común a la época, se volvió particularmente virulenta y subversiva en una de
las vertientes de disidencia surgidas del movimiento de Reforma.
2. La simbología
místico-apocalíptica de la hoz en la visión müntzeriana de la cosecha
escatológica[33]
En el otoño de 1521 Tomás
Müntzer difundió en Praga una breve y encendida apelación a los Bohemios para
que -bajo su conducción- iniciaran la purificación de la iglesia hasta
retornarla al ideal de sus inicios apostólicos.[34] En
el texto -del que sólo se han conservado copias manuscritas- ya se percibe de
qué manera Müntzer capta su propio momento presente como el instante propicio
para la iniciación de la gran acción final y transfiguradora del mundo. En el
último párrafo de suManifiesto de Praga -lleno de entusiasmo y
autoconciencia profética- proclama:
"No requiero de
ustedes otra cosa, a que con esmero aprendan la viva palabra de Dios de la boca
misma de Dios. A través de ella ustedes mismo verán, escucharán y palparán, de
qué manera el mundo entero ha sido engañado por los curas sordos. ¡Por amor a
la sangre de Cristo, [Bohemia] ayúdame a luchar contra semejantes enemigos de
la fe! Delante de los ojos de ustedes- yo los habré de vencer en el espíritu de
Elías. Porque en el país de ustedes comenzará la nueva iglesia apostólica, y
luego en todas partes. [...]"[35]
En otra versión manuscrita
(la más breve) del Manifiesto, dice:
"... para poder
señalarte visiblemente [Bohemia] mediante el espíritu de Elías, a los que te
enseñaron a ofrecer sacrificios al ídolo Baal."[36]
La referencia a un accionar en el espíritu del profeta Elías en
relación con los sacerdotes de Baal, no deja de ser significativa. Remite al
auditorio a una purificación de la iglesia que requiere de la violencia física
[cf. 1 R 18:40].
En ese último párrafo del Manifiesto a
los Bohemios (en su versión más extensa) Müntzer además les advierte lo
siguiente:
"Quien vaya a
despreciar admonición semejante, ya mismo queda entregado a las manos del
turco. Después de cuyo violento accionar habrá de regir el anticristo en
persona, el contrario mismo de Cristo, quien a la brevedad entregará el reino
de este mundo a sus elegidos por los siglos de los siglos [cf. Dan 7:27]."[37]
El clima de urgencia
apocalíptica que respira todo ese manifiesto queda reforzado por el rol que
Müntzer le adjudica a los turcos como instrumentos de Dios para el castigo de
quienes ignoren su llamado a la acción purificadora de la cristiandad.[38] Después
de la gran batalla contra los turcos daría comienzo el reinando del anticristo[39] hasta
que se cumpliera la promesa de Daniel 7:26. A partir de ese momento el régimen
(= gobierno) le sería transferido definitivamente a los Santos del Altísimo.[40]
Un poco antes de este
párrafo que acabo de analizar, Müntzer ya le había aclarado a su auditorio en
Bohemia, que "es en nuestro tiempo, que Dios quiere separar el trigo de la
cizaña" [cf. Mt 13:24-30. 36-43]. Y con su expresivo lenguaje había
ilustrado esa intuición, diciendo:
"¡Uy, uy, cuán
maduras están las manzanas podridas! ¡Uy, uy, cuán quebrantados[41] están
los elegidos! ¡Llegó el tiempo de la cosecha! Por eso Dios mismo me ha
contratado para su cosecha. He afilado mi hoz, pues mis pensamientos con
vehemencia apuntan a la verdad y mis labios, piel, manos, cabellos, alma,
cuerpo y vida maldicen a los impíos."[42]
La figura de la hoz afilada
está ligada a la amplia gama de imágenes bíblicas (vetero y neotestamentarias)
asociadas con el tiempo de la cosecha. De todos los textos en los que aparece
esa imagen, quizás el más significativo para Müntzer haya sido Apocalipsis
14:14-20.[43] En
la versión latina de su Manifiesto de Praga, afirma:
"Contratado del
cielo por un denario diario [Mt.20:2] afilo la hoz para recoger la cosecha [Ap
14:14-16]"[44]
Müntzer emplea la imagen de
la hoz filosa en varias de sus obras posteriores, donde la combina con otros
instrumentos (bíblicos) de roturación de la tierra y de cosecha: la "reja
(del arado)", el "bieldo" y la "guadaña".[45]
En su Protestación o
desafío (publicada a fines de 1523) da una interpretación compacta de
la simbología que luce su sello personal [un corazón, roturado por la reja de
un arado, y debajo las iniciales TM]. El proceso de purificación debe iniciarse
en el interior de cada creyente:
"Porque mucha gente
no reconoce la obra de Dios y piensa que se puede llegar a la fe cristiana
fácilmente: apenas meditando lo que Cristo dijo. No, querido ser humano, tú
debes soportar y reconocer cómo Dios mismo arranca tu maleza, los cardos y los
espinos de tu campo fértil, esto es, de tu corazón. De otro modo nada bueno
crecerá allí, sólo el furibundo diablo, transfigurado en luz y hermosas
florecillas de trigal, etc. Aunque hayas devorado la Biblia, de nada te sirve, debes
sufrir la afilada reja del arado [cf. Sal 129:3]."[46]
En este proceso de
acrisolamiento interior[47] el
cristiano auténtico debe arrancar la maleza (sus deseos mundanos, su apego a lo
creatural, que lo distrae y aparta de lo esencial) para enfocar su fe,
concentrándola solamente en Cristo. Mediante el proceso de quebrantamiento y
templanza bajo la cruz, Dios va maleando y afilando a sus elegidos, igual como
el campesino lo hace con la hoja de su hoz (o de su guadaña, o tb. de su
podadera en el viñedo). Es desde esta lectura, que se capta el significado de
una afirmación como la que Müntzer hace en su obra Explícito
desnudamiento de la falsa fe(Nuremberg 1524). En dura crítica al clero que
sólo busca obtener réditos económicos, Müntzer se refiere a Juan el Bautista
("el ángel que da testimonio de Cristo") como paradigma del
predicador austero, desapegado de las pasiones carnales. Y continúa diciendo:
"Es sobre todo
partiendo de ese fundamento que los predicadores han de saber quién se encarga
de enviarlos a la cosecha (Mt 9, Juan 4) para la que Dios desde el comienzo de
sus vidas los ha venido afilando como una firme guadaña o una hoz."[48]
Unos párrafos más adelante
retoma la imagen de la cosecha escatológica, en un pasaje que guarda mucha
similitud con el del Manifiesto a los Bohemios de 1521:
"La actual iglesia,
de hecho, es una vieja ramera si se la compara con la que todavía debe ser
levantada, ahora, cuando la cizaña tenga que sufrir el bieldo. Pues
en todo momento es tiempo de cosecha, Mateo 9 [37s.]. Queridos hermanos, por
todas partes la cizaña grita que todavía no es momento para cosechar. Ay, del
traidor que se está traicionando a sí mismo."[49]
Müntzer sabe que los
réprobos e impíos -los siervos de la gran ramera: Babilonia- niegan que sea el
tiempo de la purificación, el momento de la cosecha escatológica [Ap 14]. Pero justamente
con esa negación -mediante la que pretenden defender sus privilegios
clericales- se están delatando a ellos mismos. Muestran que no están preparados
para que los ángeles del Señor con sus bieldos los venteen en la trilla
escatológica, pues como la paja serían separados del trigo y terminarían siendo
quemados.[50]
La clave apocalíptica con la
que Müntzer interpreta la realidad se ha vuelto subversiva, porque postula el
enfrentamiento entre un sector del clero -que cómplice del poder goza de
privilegios- y otro que ha optado por prescindir de ellos. Este último ha experimentado
un proceso de purificación (interior) en el que Dios fue afilando sus
personalidades, templándolas en la fe verdadera, y dejándolo listo para cortar
la cizaña de impíos, cuan hoz peligrosamente afilada. Así -convertidos en
ángeles del Señor- estos elegidos están en condiciones de
blandir sus espadas en el proceso de purificación final del mundo, que en breve
comenzará en la iglesia y en la sociedad, igualmente corruptas ambas.
"Una hoz corta -dice
Bubenheimer- y por eso en el realismo simbólico de Müntzer, el juicio se ha de
llevar a cabo de una manera concreta."[51]
En su Sermón ante
los príncipes (sajones) [el 13 de julio de 1524] Müntzer intenta
convencer a los regentes, de que ellos -a quienes Dios otorgó el poder de la
espada según Rom 13- son los ángeles elegidos por Dios para
ejecutar el corte justiciero de toda la maleza y cizaña que ha invadido el campo
del Señor.[52] Sin
vueltas les dice: "...ustedes son los ángeles, si es que se deciden a
hacer lo correcto (2 P 1[vs.8])"[53] y
les aclara a qué se refiere:
"...si queréis ser
buenos gobernantes, debéis iniciar el gobierno desde las raíces y tal como lo
ha ordenado Cristo. ¡Ahuyentad de los elegidos a sus enemigos! Porque vosotros
sois el medio para ese fin. Amados, no nos deis excusas huecas [como] que
[sólo] el poder de Dios debe hacerlo, sin la intervención de vuestra espada,
¡porque [esa espada] se os podría oxidar en la vaina![54]
Para Müntzer la espada es imprescindible, porque a los piadosos (los
pobres campesinos que desde todas partes acuden a sus cultos en Allstedt) sólo
se los puede defender aniquilando a los impíos (los secuaces de los señores
feudales que les impiden acudir a los cultos). Dios les ha dado el poder de la
espada a los regentes sajones (Rom 13)
"... para que eso
ocurra de una manera recta y ordenada; así deben hacerlo nuestros estimados
padres, los príncipes, que junto a nosotros confiesan a Cristo. Pero si no lo
hacen, entonces la espada les será quitada -Daniel, en el capítulo 7
[vs.26]"[55]
Ya en su carta personal al
príncipe elector Federico de Sajonia, escrita el 4 de octubre de 1523[56],
Müntzer le había planteado que ese era su deber insoslayable de acuerdo a
Romanos 13, advirtiéndole sobre el riesgo que corría si no lo asumía:
"Los
príncipes no deben atemorizar a los piadosos. Mas si esto va a cambiar,
entonces la espada les será quitada y le será entregada al ferviente pueblo,
para perdición de los impíos, Daniel 7 [vs.27]. Entonces, esa noble joya -la
paz- será quitada de la tierra -Apocalipsis 6 [vs. 12-17]."[57]
En la lectura de Müntzer, cuando los encargados de ejercer la coerción
contra los que tiranizan a los rectos y piadosos no asumen ese rol, el pueblo
común queda autorizado para ejercerla en su propia defensa. En ese mismo
sermón, Müntzer volvió a desplegar la imagen de la cosecha apocalíptica tal
como él la intuía. Cuando los malvados y los que tiranizan al pueblo de Dios no
aceptan entrar en razones, entonces:
"No resta otra
manera para que la iglesia cristiana vuelva a sus orígenes: hay que arrancar la
cizaña de la viña[58] de
Dios en el tiempo propicio para la cosecha. Entonces, el hermoso trigo colorado
adquirirá raíces firmes y crecerá como debe -Mateo 13 [vs.24-30]. Mas los
ángeles que para esto afilan su hoces, son los severos siervos de Dios, que
ejecutan el fervor de la sabiduría divina, Malaquías 3 [1-5]."[59]
Hay que tener en cuenta, que en esa sociedad predominantemente agrícola,
la hoz (o guadaña) era por excelencia el instrumento de los campesinos. De
manera que cuando éstos -inspirándose en el mensaje del evangelio- comenzaron a
reclamar un trato más justo de sus señores feudales, Müntzer fácilmente los
pudo identificar con esos "rigurosos siervos de Dios", a los que él
-revestido con el espíritu del Elías escatológico- debía convocar e inspirar
con sus predicaciones.
En el subtítulo de su última
publicación (la Altamente ocasionada defensa y respuesta contra la
carne sin espíritu, que vive cómodamente en Wittenberg), impresa de manera
clandestina en Nuremberg a fines de 1524, Müntzer -fugitivo y perseguido-
afirma estar escribiendo:
"Desde la cueva de
Elías, cuyo rigor de nadie se apiada, 1 Reyes 18, Mateo 17, Lucas 1 y Apocalipsis
11"[60]
Elías habló con Yahvé en la
cueva sobre el monte Horeb [cf. 1 R 19:9-18]; allí recibió la instrucción
divina sobre qué hacer y también la promesa final de Dios: yo haré que
queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas
bocas no lo besaron (vs.18). Para Müntzer -a esa altura de los
acontecimientos- los teólogos de Wittenberg (Lutero, Melanchthon, Jonas,
Bugenhagen) obviamente no actuaban en la fuerza de ese Espíritu. Ellos no
aceptaban las revelaciones, no hablaban con Dios, y por eso
ignoraban qué vendría y cómo debían actuar. Ellos (meros exégetas-escribas)
sólo disponían de la letra muerta, y por eso no se avergonzaban de vivir en el
disfrute de la comodidad material que les brindaba su buen pasar como
profesores de teología. En cambio Müntzer (como Elías) estaba obligado a
peregrinar de un lugar a otro, perseguido por los tiranos (los nuevos Acab y
Jezabel[61]).
Cuando se leen los pasajes
bíblicos adicionales a los que a continuación de esa frase remite Müntzer, la
acción del Elías histórico en el monte Carmelo (1 R 18), es ampliada con dos
claras referencias al Elías escatológico (Mt 17:11s.[62] Lc
1:17[63] y
Ap 11:1-14). Queda claro, entonces, que Müntzer tenía la convicción de haber
sido convocado -y de ser- uno de los dos testigos que el Apocalipsis anuncia
para el tiempo inmediatamente previo al final. En la tradición cristiana
medieval ambos testigos se identificaban con Elías y Enoc.[64]
Pero, hay un aspecto más que
vuelve particularmente virulenta la perspectiva apocalíptica de Müntzer. Es su
reiterada denuncia sobre la causa fundamental que está generando esa profunda
falta de fe verdadera y conmoción en el seno de la sociedad de su tiempo. En su
opinión no hay justicia social. En un pasaje de la Altamente ocasionada
defensa Müntzer lo plantea sin ambigüedades:
"Mira, el caldo de
cultivo sobre el que germinan la usura, el pillaje y la rapiña lo forman
nuestros mismos señores y príncipes. Toman como propias a todas las creaturas:
los peces en el agua, los pájaros en el aire y lo que crece sobre la tierra
-todo les debe pertenecer a ellos, Isaías 5 [vs.8-30]. Después hacen circular
el mandamiento de Dios entre los pobres, diciendo: ¡Dios ha ordenado: no
robarás! Pero ya no tiene validez, porque ellos le han provocado carencias a
todas las personas: al pobre campesino, al artesano; exprimen y despellejan a
todo ser viviente, Miqueas 3 [vs.1-12]; mas cuando [el pobre] se apropia de una
ridícula pequeñez: ¡que lo cuelguen!. Y el doctor Lutrucos [=Lutero] les da su
Amén.[65] Son
los señores mismos los que hacen que la gente pobre se les vuelva enemiga. Pues
si se niegan a erradicar la causa de la sublevación, ¿cómo será posible que a
la larga se llegue a buen fin? Mas si lo digo yo, se me tiene por subversivo;
sea pues."[66]
Una situación que no sólo afecta a los campesinos en las áreas
rurales, sino también a los artesanos en las urbes. En una carta que Müntzer
escribe desde Nuremberg (a fines de noviembre de 1525), dice:
"Mucha gente del
pueblo en N[uremberg] me aconsejó que predicara, y yo les dije que no era para
eso que había venido, sino a defenderme a través de la palabra impresa. Cuando
los señores se enteraron de esto, les sonaron los oídos, porque los días
fáciles son los que les gustan. Para ellos el sudor de los artesanos tiene un
gusto dulce, dulce; pero se va transformando en hiel amarga. No les ayudará
objeción ni dilación alguna; la verdad tiene que prorrumpir. De nada les sirve
[a los señores] fingir que aceptan el Evangelio. La gente está hambrienta,
necesita y va a comer -como dice Amós y Mateo 5."[67]
Müntzer sabe, que esa explotación a la que los señores feudales y el
patriciado urbano somete a los grupos de menores recursos, es el motivo que
aparta a campesinos y artesanos de Dios, el obstáculo para que puedan avanzar
en el proceso interior de purificación y salvación. Por eso, cuando Müntzer ve
que la sublevación de los sectores de bajos recursos afecta los bienes
materiales y la propiedades de los poderosos, lo interpreta como un paso
correcto:
"Está a la luz del
día, cuán amigablemente Dios le permite a los suyos castigar a los enemigos
afectando únicamente sus bienes materiales, con los que desde el comienzo
obstaculizaron el reino y la justicia de Dios -como Cristo mismo lo comprueba
en Mateo 6 con sólidas razones. ¿Acaso sería posible, que con tal preocupación
por causa de los bienes temporales, la gente común alguna vez estuviera en
condiciones de recibir la pura palabra de Dios con el corazón despreocupado?[68]
Esta selección de textos,
pone de manifiesto que la crítica profético-apocalíptica de Thomas Müntzer al
orden de cosas presente, no sólo se dirige en contra de la impiedad religiosa
de los tiranos, sino también en contra de su insaciable avidez económica. Con
ella obstaculizan el acceso de los indigentes a una fe auténtica. Y es
exactamente en este punto, donde -en todas las épocas- la clave apocalíptica
cristiana se vuelve virulenta, porque desestabiliza el orden social imperante.
No sólo percibe la existencia de la tremenda desigualdad entre ricos-poderosos
y pobres-impotentes, sino que opera la identificación histórica de cada uno de
esos sectores con las categorías bíblicas (réprobos vs. elegidos) que
intervendrán en la transformación (violenta) de esa realidad en una nueva era
de justicia. Aquí radica el aspecto medular que diferencia a los apocalípticos
radicales de los inofensivos.[69]
3. Los protagonistas de la
cosecha y la purificación final.
El proceso de
interpretaciones divergentes (subversivas o inofensivas) en cuanto a quiénes
serán los ángeles que blandirán sus hoces y guadañas en la cosecha
escatológica, se puede rastrear en las distintas ilustraciones que artistas de
la época hicieron del pasaje de Apocalipsis 14:14-20. Todos ellos ubicaron las
imágenes que les sugería el texto bíblico en el marco de su realidad presente y
cotidiana. Los personajes, las profesiones retratadas, los edificios y las
vestimentas son las de la época de los mismos artistas y su público.
Alberto Durero[70] -quien
en 1498 publicó su magistral secuencia de 14 xylograbados sobre el Apocalipsis
de Juan- retuvo las hoces en el cielo [ver ilustr. 10]. Sólo el Hijo del Hombre
en su trono de gloria y uno de sus ángeles laderos sostienen en sus manos los
afilados instrumentos de corte para la cosecha final.[71]
En cambio Lucas Cranach -en
la serie que elaboró para ilustrar la edición en 1522 del NT traducido por
Lutero- bosquejó una composición en donde la cosecha escatológica ha quedado
trasladada a la tierra (el castillo en el horizonte del cuadro no deja dudas al
respecto) [ver ilustración 11]. El Hijo del Hombre le entrega las hoces a sus
enviados celestiales, y éstos -identificados por sus alas como seres
celestiales- bajan a la tierra para emprender con podadera y hoz la vendimia y
la cosecha escatológicas. La ausencia de alas que se observa en los dos obreros
del lagar, deja abierta la posibilidad para una “cooperación” humano-celestial en
el proceso de purificación y transfiguración final de la sociedad. Bubenheimer[72]señala
que otros artistas -en sus recreaciones de esta composición de Cranach para
reimpresiones de la Biblia- le agregaron alas a ambos obreros, eliminando
cualquier duda al respecto. Así por ejemplo Hans Holbein (Basilea: 1523) se las
agregó al que pisa los racimos en el lagar. Una ilustración posterior, para una
edición impresa en Wittenberg en 1534[73],
incluso le agrega “alitas” al obrero que carga el cuévano.
En tal sentido resulta
particularmente significativo que fuera un destacado artista de Nuremberg
-quien mantuvo contacto directo con los disidentes que recalaban en esa
importante ciudad- el que modificó la propuesta de visualización que venía de
Wittenberg. En la ilustración que Barthel Beham diseñó para la reedición de la
traducción de Lutero impresa por Hans Hergot (publicada en 1524), el segador
que blande su hoz es un campesino [ver ilustración 13]. Según
Bubenheimer ello se debe a que el artista decidió llevar a la imagen una
interpretación precisa y literal del texto bíblico. En base a la misma Beham
habría corregido los “errores” en la composición de Cranach, que le sirvió como
modelo:
a) A
diferencia de la imagen de Cranach (donde para subrayar la sola iniciativa de
Cristo en cuanto al momento en que se dará inicio a la cosecha, es el Hijo del
Hombre quien imparte la orden al ángel arrodillado a sus pies), Beham se atiene
al texto bíblico, donde es el ángel que sale del templo, quien le ordena al
Hijo del Hombre "meter su hoz y segar" (Ap 14:15). Por eso Beham
modifica la postura del ángel con respecto al juez universal sentado sobre la
nube, convirtiéndolo en protagonista.
b) Como el
texto no dice que sea un ángel el que se encarga de efectuar la siega en la
tierra, Beham -perceptivo al mensaje de disidentes apocalípticos como Müntzer y
Hans Hut (que estuvieron en Nuremberg)- muestra sus simpatías por las
reivindicaciones campesinas y coloca la hoz filosa en manos de un jornalero
rural. La actitud devota del mismo -que lo identifica como un piadoso elegido
de Dios- queda indicada por trabajar arrodillado (una postura irreal en la
tarea de la siega; ver ilustración 14).
c) Como el
texto bíblico es muy claro en cuanto a que es el segundo ángel (Ap 14:18) que
exige y finalmente se ocupa de la vendimia, Beham pone la podadera en manos de
un ser celestial. Pero vuelve a sugerir la participación de los simples
elegidos de Dios en la vendimia (y cosecha) escatológica, al dejar que el lagar
lo pise un vendimiador humano y el cuévano también lo cargue un ser de carne y
hueso.
Esta tarea interpretativa de
Bartel Beham pone de manifiesto, que hacia finales de 1524 en Nuremberg incluso
intelectuales destacados como este círculo de discípulos de Alberto Durero,
eran receptivos a una lectura del Apocalipsis en clave müntzeriana. Los ángeles
que estaban afilando sus hoces para la inminente siega final, los "severos
siervos de Dios", eran simples trabajadores rurales; ellos aplicarían
"el rigor de la sabiduría divina" en la definitiva transformación del
mundo.
4. Hans Hut y el sellado de
los elegidos antes del final
La escalada de conflictos
provocada por la tensión social y religiosa en la región de Turingia a
comienzos de 1525[74]alcanzó
su pico a mediados de mayo de aquel año. En ese momento diferentes mesnadas de
campesinos sublevados, que se habían congregado en los alrededores de la
pequeña ciudad rural de Frankenhausen, quedaron frente a frente con las tropas
mercenarias, que los señores feudales de la región habían hecho converger sobre
aquel lugar. Müntzer -quien desde su base en la ciudad imperial libre de
Mühlhausen había ido asumiendo un papel cada vez más importante en la
sublevación- acudió a Frankenhausen con un pelotón de 300 combatientes,
emulando al Gedeón bíblico. Una vez allí predicó a los campesinos acampados
sobre el cerro en las afueras de la ciudad, diciéndoles que:
"...Dios
todopoderoso quería purificar el mundo ahora y que por eso le había quitado el
poder a las autoridades y entregado ese poder a los súbditos. Que por lo tanto
las autoridades se debilitarían -como ya lo estaban- y que cuando las
autoridades les vinieran con pedidos [de acuerdos], ellos nada debían creerles,
porque las autoridades no iban a respetar lo que acordaran con ellos. Que
además, Dios estaba del lado de los campesinos porque en cada uno de sus
banderines llevaban pintado un arco iris ... que era la [señal de la] Alianza
de Dios.
Durante los tres
días previos al combate, en los que Müntzer les estuvo predicando de esa manera
a los campesinos, en todo momento en el cielo se vio un arco iris rodeando al
sol. Müntzer les señalaba ese arco iris a los campesinos alentándolos y diciéndoles
que ahora veían el arco iris, la alianza y la señal de que Dios estaba con
ellos; que pelearan pues con decisión y que fueran valientes."[75]
El lunes 15 de mayo de 1525 la desproporción entre el potencial bélico
de uno y otro bando terminó por decidir la situación. Los señores feudales
iniciaron un ataque que derivó en masacre, ya que del total de los campesinos allí
reunidos se estima que apenas 600 fueron hechos prisioneros, mientras casi
6.000 fueron asesinados en unas pocas horas. La mayoría de ellos por la
espalda, mientras desesperados bajaban corriendo del cerro para refugiarse
dentro de los muros de la ciudad de Frankenhausen. Las bajas entre las tropas
mercenarias se estiman en apenas seis combatientes.
También Müntzer -que había
logrado refugiarse en la ciudad- cayó prisionero. Después de intensos
interrogatorios ante los señores feudales vencedores y de declarar incluso bajo
tortura, tanto él como su colega (en Mühlhausen) Heinrich Pfeiffer fueron
decapitados el 27 de mayo de 1525. Sus cabezas, clavadas en altos palos, se
exhibieron ante los portones de la vencida y castigada ciudad de Mühlhausen,
como señal de advertencia y escarmiento para los simpatizantes de ambos
predicadores.
Pero incluso después de esta
victoria tan aplastante las autoridades continuaron reprimiendo duramente a los
sectores campesinos y urbanos de menores recursos involucrados en los
alzamientos. No obstante, la situación en Turingia (y también en Franconia) no
se volvió a apaciguar. El 31 de marzo de 1527 una circular de los príncipes
electores sajones a sus funcionarios revela, que a casi dos años de aquella
masacre aún subsistía una preocupante actividad disidente y contestataria entre
aquellos sectores.
"Constatamos -dice
el bando de los príncipes sajones- que de parte de los campesinos prófugos que
participaron en la anterior sublevación y revuelta, se llevan a cabo
actividades varias con apariencia de buenas; y éstos se atreven... a reunirse y
congregar a otros, les predican y los apartan de la obediencia que deben a sus
autoridades, extraviándolos del camino a la salvación."[76]
Un poco antes, el 18 de marzo de ese mismo año, el burgomaestre y el
consejo de la poderosa ciudad imperial libre de Nuremberg (en Franconia) habían
enviado una advertencia a la ciudad libre de Ratisbona (en Baviera), alertando
a sus autoridades sobre
"... varios
malandrines [Buben] que recorrían el país... con el objeto de establecer una
perjudicial y dañina nueva facción, alianza o hermandad..."
Entre los aspectos más nocivos de su doctrina, los patricios de
Nuremberg enumeraban: la práctica del rebautismo, el desprecio por el
sacramento del cuerpo y sangre de Cristo, la confianza en una salvación
universal que incluía al diablo y la expectativa de
"... que en breve
Cristo volverá a la tierra para iniciar un nuevo reino, castigando con la
muerte a todos los impíos -los no cristianos o quienes no integran su
hermandad- y preservándolos únicamente a ellos (pues sólo ellos se consideran
cristianos), y además se creen destinados a ejecutar y exterminar a todas las
autoridades, para que haya un solo pastor y un solo redil [cf. Ez 37:21-27]."[77]
Acto seguido, los patricios de Nuremberg, denuncian como líder más
destacado de esa peligrosa facción a un tal Hans Hut, que describen como:
"... individuo alto,
de estampa campesina, con un pequeño bigotito claro debajo de la nariz y pelo castaño
corto. Su vestimenta consiste de un sacón de montar de lana, en ocasiones gris,
otras veces negro, un ancho sombrero negro y pantalones grises. De él se dice
que alguna vez fue librero ambulante y que lo expulsaron [de su aldea]
alejándolo de su esposa e hijos."[78]
El 26 de marzo de 1527 -día
en que en Nuremberg se decapita al predicador de la cercana aldea Eltersdorf,
Wolfgang Vogler, por encontrarlo culpable de sedición[79]-
el consejo de la ciudad envía una circular muy similar, pero esta vez para
alertar a las autoridades de la ciudad imperial libre de Augsburgo. A la
descripción de Hut que habían enviado a Ratisbona, ahora le agregaban un nuevo
dato muy comprometedor: Hut habría estado ligado a Thomas Müntzer en
Mühlhausen.[80]
Hans Hut (±1490 - 1527)[81] fue
uno del medio millar de prisioneros que logró escapar a las ejecuciones en
Frankenhausen. Pero no se desanimó por lo que había visto y vivido allí. Apenas
unas semanas más tarde (alrededor de pentecostés de 1525) se lo encuentra
predicándole a la gente en su aldea de Bibra, diciendo que los súbditos debían
aniquilar por completo a las autoridades, porque ahora era el tiempo justo y a
ellos les había sido entregada la espada para hacerlo.[82] Pero
a medida que la sublevación campesina era reprimida y dominada por las
autoridades feudales, Hut fue abandonando este mensaje. En el correr de la
segunda mitad de 1525 buscó una nueva clave para reinterpretar la marcha de los
sucesos después de la derrota y en medio de la tremenda represión que seguían
soportando los campesinos.
Las cabezas empaladas de los
líderes Müntzer y Pfeiffer confirmaban que sus cadáveres no habían sido
sepultados. Entonces, -para Hut- ellos habían sido los dos profetas-testigos mencionados
por el Apocalipsis, cuyos cuerpos permanecerían insepultos durante tres días y
medio [Ap 11:9]. De acuerdo a ese mismo texto ambos profetas debían predicar
durante 1.260 días (= 3½ años) antes de ser asesinados [Ap 11:3]. Basándose en
ese dato y calculando hacia atrás desde la fecha de la ejecución de Müntzer y
Pfeiffer (fines de mayo de 1527), Hut lograba hacer coincidir el comienzo del
proceso que debía desembocar en el juicio final, con las postrimerías del año
1521. Exactamente esa había sido la época en la que Müntzer lanzaba su Manifiesto a
los Bohemios y también el momento en que los “Profetas de Zwickau” comenzaron a
anunciar, que una gran transformación sobrevendría dentro de apenas siete años.
Así, para Hut y otros campesinos que habían estado involucrados en la
sublevación, los datos de la realidad -iluminados con la intelección correcta
de la Biblia, que les daba el Espíritu divino- seguían encajando en el “guión”
del gran drama apocalíptico que les ofrecían los libros de la Biblia. La muerte
violenta de ambos testigos sobre la mitad del período de siete años previo al
fin, les confirmaba que ya no podían restar más de otros tres años y medio
hasta la irrupción del tiempo de la cosecha escatológica, anunciado en
Apocalipsis 14.[83] Incluso
era posible que el tiempo que restara hasta el fin fuera acortado "por
causa de los escogidos" [cf. Mt 24:22]. Además la parábola de la higuera
[Mt 24:32] sugería la primavera como estación propicia para la irrupción del
día final. Por ende, según los razonamientos de Hut y sus seguidores, la
parusía podía tener lugar alrededor de la fiesta de pentecostés de 1528.
Sin embargo, aun quedaba
otro aspecto de la perspectiva apocalíptica müntzeriana, que la derrota de los
campesinos obligó a modificar a Hut. Los campesinos, el pobre pueblo común, ya
no se podía seguir identificando sin más con las huestes de elegidos de Dios
encargados de llevar a cabo la cosecha. Retomando intuiciones que ya Müntzer
había empezado a desarrollar en su última carta a los de Mühlhausen antes de
ser ejecutado[84],
Hut interpretó que los objetivos de los campesinos en sus enfrentamientos con
las autoridades feudales, habían estado teñidos de egoísmo e intereses
materiales. Esta motivación espúrea -contraria a la búsqueda de la sola honra y
gloria de Dios- había sido en definitiva la que los hizo fracasar.
Continuando con un enfoque
al que ya se había acercado hacia mediados de 1524 (cuando tomó en serio los
reparos de Karlstadt y Müntzer ante el bautismo de párvulos y postergó el
bautismo de su hijo[85])
Hut se fue contactando con grupos anabaptistas.[86] Entre
estos hermanos y hermanas Hut detectó la fe probada y acrisolada en el dolor de
la persecución, una fe auténtica que se manifestaba en el desapego a los bienes
materiales y a la propiedad. Hut reconoce que él,
"...nunca convenció
a nadie para que vendiera sus bienes; pero que sí enseñaba, que quien tenía
abundancia debía ayudar al indigente; y que era cierto que varios -que tenían
recursos- habían vendido sus campos, viñas y otras cosas, entregando lo
recaudado a los hermanos que eran pobres."[87]
Entonces, los "severos
siervos de Dios", los elegidos para blandir las afiladas hoces en la
cosecha final, saldrían de los anabaptistas -de los que varios, de hecho,
habían sido reclutados entre los sobrevivientes de las mesnadas de campesinos
sublevados y derrotados en 1525. Por eso la comprensión del rebautismo
desarrollada y practicada por Hut, difería de la de Hans Denck y otros líderes
anabaptistas (como Ludwig Hätzer o Balthasar Hubmaier). En la propuesta de Hut,
el “secreto del rebautismo” radicaba en su íntima conexión con las expectativas
apocalípticas radicales del grupo de seguidores -las que tanto Denck como Hubmaier
no compartían.[88] Hut
sentía que era un profeta enviado por Dios[89] y
tanto él como sus seguidores tenían en alta estima los sueños y las visiones
-pues consideraban que en esos tiempos postreros Dios le revelaba sus designios
a sus elegidos de esa manera.[90] Posiblemente
Hut se identificaba con el "varón vestido de lino con el tintero a su
cintura" [Ez 9:1-11], al que Yavé encomienda marcar con una señal en la
frente a los que sufren por las abominaciones que se cometen en medio de ellos.
Por eso Hut con su rebautismo "sellaba" a los elegidos del Señor para
que fueran preservados en medio de la devastación hasta el momento de la
liberación final [Ap 7:3; Ez 14:22s.; Dan 12:6s.[91]].
Por eso él y sus discípulos "bautizaban" marcando una cruz con sus
dedos mojados sobre la frente del elegido o la elegida.
En el curso del largo
proceso incriminatorio que las autoridades de Augsburgo llevaron en contra de
Hut, fueron recabando informaciones complementarias de otras partes sobre su
actividad y su mensaje. De esta forma lograron acumular cada vez más evidencias
en su contra, en especial sobre su actividad soliviantadora y sediciosa.
Percibiendo que su situación estaba muy comprometida, Hut parece haber iniciado
un incendio en su celda para intentar fugarse en medio de la confusión. Sin
embargo, su intento fracasó y él murió el 5 de diciembre de 1527 a consecuencia
de la grave intoxicación por humo que sufrió, al no lograr zafar de sus
grilletes mientras el fuego que habían prendido se apoderó de su camastro y de
sus ropas. No obstante haber fallecido ya, las autoridades de Augsburgo
proclamaron su sentencia de muerte y decidieron que su cadáver fuera incinerado
"... por no haber
respetado el sagrado bautismo de párvulos ... y haber planteado otros artículos
dañinamente engañosos, sediciosos y herejes ..."[92]
La amenaza que predicadores itinerantes como Hans Hut representaban
para el orden político y eclesial imperante, se percibe muy bien, cuando se
leen las confesiones que las autoridades arrancaron a algunos de sus
seguidores. Mientras en Augsburgo se lo interrogaba a Hut, en Nuremberg se lo
indagaba a Ambrosius Spittelmaier -un adherente suyo. Éste, en su confesión
sobre las expectativas finales del grupo al que adhería, dijo:
"... la higuera está
floreciendo junto con los demás árboles, y muy pronto vendrá el verano y con él
la liberación de los piadosos..."[93]
En respuesta a otra pregunta vinculada con la manera en que creían
iban a suceder las cosas en un futuro inmediato, Spittelmaier explicó:
"Dios pronto
suscitará a un pueblo, ..., serán los turcos, y toda la gente será atormentada
y angustiada ... por sus ataques; y de golpe sobrevendrán peste, carestía y
guerra y todas las calamidades desde el firmamento; entonces los ricos
considerarán impuras sus riquezas, bienes y dinero y los echarán a las
callejas, vestirán ropas ásperas y harán penitencia, pero de nada les servirá,
porque a Dios esa penitencia no le agrada (Ezequiel 7, Daniel 7, Lucas 21)."[94]
Aquí aflora cierta aversión
de estos anabaptistas radicales por los ricos, que es tematizada por
Spittelmaier en otro pasaje de su confesión del 23 de octubre de 1527, cuando
se refiere al juicio final:
"... cada cual habrá
de rendir cuentas sobre sus palabras, obras y los pasos que siguió; sobre cómo
vivió cada día y cada hora; sobre cada peñique: cómo lo obtuvo, cómo lo retuvo
y cómo lo volvió a gastar; sobre el uso que le dio a cada creatura; sobre el
modo en que obtuvo su pan. También los poderosos de este mundo, en especial
príncipes y señores, obispos y párrocos [rendirán cuentas]: sobre cómo
gobernaron a sus súbditos a la manera de ovejas de las que tomaban la lana,
sobre cómo utilizaron la tierra y cómo ejercieron su poder; allí no habrá acepción
de personas y no habrá procurador, ni oro o plata capaz de ayudarles, ..."[95]
El momento del juicio final -al que se llega con la invasión y
victoria de los ejércitos turcos- es vislumbrado simultáneamente como momento
de liberación para los fieles que sufren y momento de sometimiento de los
poderosos a la incorruptible justicia divina. A su vez, la ejecución del
castigo final a los condenados por el tribunal divino -y Spittelmaier lo acepta
sin rodeos- será responsabilidad de los justos (los "sellados") del
Señor. Cuando el fin del mundo ya casi esté llegando a su culminación:
".... entonces los
justos que todavía restan en el mundo -en apenas un instante- se reunirán
viniendo desde todos los confines y ejecutarán a todos los impíos que estén con
vida: uno [matará] a mil, dos a diez mil; Dios le dará la directiva a los suyos
(1 Cor 15, las dos epístolas a los Tesalonicenses)."[96]
Estos detalles formaban parte de las enseñanzas secretas de los
anabaptistas radicales. Marx Mayr (oriundo de Alterlangen) -que había asistido
a la reunión de anabaptistas celebrada el 20 de agosto de 1527 en Augsburgo con
Hans Denck, Ludwig Hätzer y Hans Hut- lo confirma en su confesión de agosto de
1530. Mayr reconoce que allí ellos habían dicho,
"... que las
autoridades no obraban bien con respecto a la gente pobre y que le imponían
demasiadas cargas; y que si Dios les daba la directiva, entonces ellos
castigarían y eliminarían esa lacra y amonestarían; que Cristo les daría la
directiva."[97]
Los textos de los que disponemos para ilustrar la importancia de este
aspecto social no son muchos, pero suficientes para comprobar que la
expectativa apocalíptica de estos grupos estaba teñida de una intensa crítica
económica. La itinerancia misionera de Hans Hut y sus seguidores entre los
prófugos y simpatizantes de las sublevaciones campesinas en Franconia primero,
y luego entre los sectores del artesanado urbano de menores recursos en las
regiones de habla alemana surorientales, incluía la denuncia del orden de cosas
presente con sus extremos de opulencia y miseria como una realidad injusta y
caduca a los ojos de Dios. Las críticas más duras de Hut -de las que tenemos
referencia- apuntaban al clero, por considerárselo cómplice y legitimador de
esa realidad. Y si bien es cierto que esa crítica socio-económica en el
discurso de Hut aparece en forma solapada, cobra más cuerpo y nitidez cuando se
la lee sobre el trasfondo de las confesiones arrancadas a sus seguidores. Hut
la formuló en la introducción a su librito “Sobre el secreto del bautismo” (de
circulación manuscrita):
"Por eso, mis
queridísimos hermanos en el Señor, si quieren aprender verdaderamente los
juicios de Dios y los testimonios de la sagrada Escritura, no presten atención
al griterío de quienes predican por dinero[98],
sino miren a los pobres, a los que el mundo rechaza, a los que -según el
ejemplo de Cristo y los apóstoles- son acusados de fanáticos y diablos.
Escúchenlos a ellos ... Porque nadie podrá aprender los secretos de la
sabiduría divina en los antros homicidas o las covachas de bribones, como
pretende hacerse en Wittenberg o París. Tampoco se los aprende en las mansiones
de los señores ni en las grandes prebendas [de las catedrales]. Porque la
sabiduría de Dios no habita allí donde vive el hermano vida fácil [Bruder
Sanftleben]."[99]
5. Conclusión
Entonces, una posibilidad de
explicar la diferencia por la que preguntábamos al principio, es suponer que
uno de los sectores (el del movimiento de “Reforma oficial”) asumió el esquema
de especulaciones apocalípticas propio a su tiempo, pero rechazó la intervención
terrena de los elegidos en esa dinámica de purificación y transfiguración final
de la realidad. Para quien -como Stifel o Lutero- adhiere a ésta perspectiva,
la irrupción del tiempo final puede llegar a percibirse como estando muy cerca,
pero dejando que la acción (purificadora) la realicen los celestiales ángeles
del Señor [cf. las ilustraciones de Durero y de Cranach]. En medio del
torbellino de acciones violentas que perciben a su alrededor y de la
tribulación que soportan, los que permanecen fieles al Altísimo resisten
paciente y pasivamente como espectadores; apenas podrán orar pidiéndole que les
acorte el tiempo de su tribulación. Por eso, cuando sus cálculos no se cumplen
[como en el caso de Stifel], el orden político-religioso imperante -que no es
ajeno a la mentalidad apocalíptica que impregna la época- a lo sumo los detiene
por perturbar el orden público. En definitiva se trata de individuos religiosos
que son leales y funcionales a ese orden. (Sus opositores dirán que son
cómplices del mismo).
En cambio los disidentes (la
“periferia radical” del movimiento de Reforma) -movidos desde la experiencia de
su marginación e impotencia histórica y con la urgencia que les impone su
demanda de pronta justicia- asumen el esquema
bíblico-apocalíptico que les ofrece su tiempo, pero al modo de un “guión”
concreto para intervenir ellos mismos en su ejecución y desarrollo. Esta
participación activa los convierte en elementos disfuncionales y subversivos. Con
su proclamación y sus acciones -que ellos aceleran o retardan, según cómo se
vayan dando los acontecimientos- buscan presionar en favor de una inminente
irrupción del reino. Ellos mismos -luego de haber acrisolado su propia fe en un
proceso interior de purificación- se sienten (ángeles) enviados, que el Señor
contrata para separar el trigo (los santos) de la cizaña (los réprobos y los
tiranos) en su cosecha final [cf. la ilustración de Beham]. Por eso -porque de
la mera especulación pasan a una acción redentora- el orden político-religioso
imperante los persigue, los acorrala y los mata. A diferencia de los
apocalípticos inofensivos, los apocalípticos radicales son individuos
disfuncionales para la continuidad de un orden institucional injusto. (Sus
opositores los tildan de sediciosos y fanáticos).
Visiones proféticas y revelaciones de la acción divina en este tiempo
final -que desde el año [15]24 hasta el [15]30 fueron reveladas a [Ursula Jost[100]] una amadora de Dios por
el Espíritu Santo- de las que aquí en este librito se recogen 77.
Melchor Hoffman
[...]
El prólogo de la mencionada
amadora de Dios a estas visiones y revelaciones, que le fueron mostradas e
indicadas por el verdadero Espíritu y designio divino; Espíritu de Dios que
ella en su simpleza da en llamar un resplandor o claridad del Señor[102].
Después de que mi esposo y
consorte fue soltado de sus ataduras y quedó en libertad[103],
juntos él y yo, con intenso empeño pedimos al Padre todopoderoso y
misericordioso, que también a mi me permitiera ver las maravillas, obra de Su
mano. La gracia y bondad de Dios nos lo concedió, y se me aparecieron todas
estas visiones que a continuación se anotan; y todas estas visiones y
maravillas yo las vi en el resplandor del Señor, que siempre se desplegaba
delante mío; y en él yo recibía la explicación y la comprensión de estas
visiones de las maravillas divinas; luego de lo cual siempre se volvía a
plegar, yéndose y desapareciendo. Y el decurso de estas visiones de revelación,
y escenas comenzó al contarse el año 1524 -después del nacimiento de Jesucristo
nuestro Señor.
[...]
La 8a visión
El martes previo a la
navidad[104],
de ese mencionado año 1524, se desplegó frente a mi el resplandor del Señor y
vi una gran cruz, en la que había una imagen de mártir; tal como se lo
representa a Cristo colgado de la cruz, así era también la figura de esa
imagen, con clavos y con una corona de espinas.
La 9a visión
El viernes[105] a
la noche, después del día mencionado, vi desplegarse delante mío al resplandor
del Señor; y vi una gran muchedumbre y una gran cantidad de religiosos: obispos
y prelados, que todos llevaban cuerdas por sobre los hombros; y de esas mismas
cuerdas iba atada mucha gente común, la que los mencionados obispos y prelados
tiraban y arrastraban [pasándolos] por encima de palos y arbustos.
Luego vi que en un lugar
aparecía un jardín; dentro de él vi una gran cantidad de gente, y como allí uno
tras otro era coronado; y luego vi como desde la tierra los mismos ascendían
hacia los cielos.
[...]
La 12a visión
El jueves posterior al
octavo día después de navidad[106],
en el inicio del año 1525, se me apareció el resplandor del Señor, y se
desplegó; dentro vi un amplio prado y en él había una gran cruz vacía, en la
que no había nada.
La 13a visión
El sábado[107] después
de dicho jueves, de nuevo el resplandor del Señor vino a mi y se desplegó, y
cerrándome los ojos me dijo: >Verás grandes maravillas a través de tus
párpados[108]<.
Entonces me preocupé y dudé, y pensé si no se trataría de un engaño; y hablé
dentro mío, a saber, así: >Oh Dios todopoderoso, sálvame y no me dejes caer
en tentación<; entonces, el resplandor del Señor me respondió, diciendo:
>Aquí no hay engaño, ni tentación<; entonces, el resplandor del Señor se
adueño de mi corazón, y dentro le habló, a saber, así: >Verás grandes
maravillas y la claridad del Señor<.
Y vi en el resplandor del
Señor una aparición igual a la madre del Señor Jesucristo, que llevaba un
niñito, y junto a ella había muchos elegidos; y al ver esto, el resplandor del
Señor violentamente tomó mi corazón y lo sacudió, diciéndome: >Si quieres
ver maravillas, mira la claridad de Dios el Señor y del Espíritu Santo, que fue
salpicado con el amor paterno, con la sangre de Jesucristo<; y el resplandor
del Señor me sacudió el corazón y me dijo: >Ahora ves la claridad del
Señor<; y el resplandor del Señor continuó sacudiendo mi corazón, haciéndome
reír suavemente.
La 14a visión
Después de esto el
resplandor del Señor volvió a acercarse a mi y se desplegó; y dentro de él vi
una gran cantidad de gente que carpía con azadas y arados; en muy intensa labor
yo los veía carpir y remover la tierra.
Y además vi un gran montón
de religiosos: obispos, prelados y escribas; los mismos estaban ensamblados[109],
y parados observaban a los mencionados labradores.
[...]
La 18a visión
[A7r] El domingo después de
Candelaria[110] en
el año 1525, estaba yo sentada entre las luces del atardecer, cuando vino hacia
mi el resplandor del Señor y se desplegó; y vi que los muertos se levantaban de
las tumbas, y que elevaban sus manos hacia Dios.
La 19a visión
Y el martes después del
mencionado domingo[111],
en el resplandor del Señor vi como del cielo caían torrentes de agua, igual que
aguaceros; y vi que la tierra estaba llena de agua; y en el agua vi gente
flotando a la deriva, como si ya estuvieran a punto de hundirse; entonces, de
entre las nubes vi [salir] una mano, de la que colgaba una guirnaldita; y a
todos los que así flotando iban a la deriva, meciéndose sobre las olas, se les
tendía dicha mano y los ponía sobre la guirnaldita y los llevaba hacia arriba
al cielo.
La 20a visión
Además vi varones sentados
como en una nave, que, sin embargo, no era una nave, sino que tenía una
similitud con un paño cuadrado con sus cuatro puntas anudadas juntas; y los
varones en el mismo tenían libros, y cada cual su escritura, y los mismos
señalaban la escritura en los libros; y los mismos navegaban en un agua rápida
y turbulenta. Entonces con esmero pedí al Señor, que me diera a entender qué
significaban los varones en la nave; me fue revelado que eran apóstoles, y
proclamadores de la justicia divina.
La 21a visión
Después el resplandor del
Señor estuvo delante mío y se desplegó; entonces vi dos grandes macizos
montañosos, y entre ambos macizos vi una hermosa y luminosa multitud blanca[112].
Luego delante de ese mismo
macizo montañoso vi un prado, sobre el que apareció una gran multitud de gente,
que era toda negra; y vi que tirando arrastraban a un gran hombre gordo; el
mismo yacía en una batea; después vi venir a un joven que estaba bellamente
vestido de blanco; el mismo puso mano a la obra y empujaba por atrás al
mencionado hombre en la batea; y vi que lo empujaban adentro de un agujero
oscuro.
Luego vi que detrás de éste,
sobre un gran sillón, tiraban y arrastraban a un obispo, que tenía la cabeza
partida; y vi que el mismo también era empujado al agujero oscuro, donde estaba
el hombre mencionado.
[...]
La 31a visión
El domingo después de mediados
de Cuaresma[113] del
mencionado año, vi dentro del resplandor del Señor que del cielo caía mucha
agua y fuego.
La 32a visión
El miércoles siguiente el
resplandor del Señor me rodeó y se desplegó; y yo vi que de nuevo llovía del
cielo agua, fuego, azufre y alquitrán.
Y entonces vi que la gente
elevaba sus manos y sus cabezas hacia Dios; entonces el resplandor del Señor se
plegó, y así plegado vino sobre mí; entonces, mi corazón sorprendido dijo:
>Ay, todopoderoso Dios, ¿qué es esto, y qué podrá significar?; dame
comprensión de tus juicios secretos<; entonces el resplandor del Señor se
volvió a abrir y me dijo: >Verás el juicio y la ira de Dios, como se
encuentran contenidos en la Escritura<.
Después de esta maravilla vi
a la gente tirada; estaba quemada por el fuego, el azufre y el alquitrán
mencionados; y vi que esa mezcla corría por todas partes, tan lejos como [extensa]
era toda la tierra.
[...]
La 39a visión
El miércoles[114] después
de Pascua, en el mencionado año, el resplandor del Señor se desplegó grande y
maravillosamente delante mío, despertándome del sueño; y lo vi tan
maravillosamente grande, que de susto empezó a brotarme sudor; entonces giré
mis ojos hacia la luz del día, pensando que así podría evitar la visión;
entonces mi rostro fue tomado con fuerza por él y girado hacia el resplandor, y
miré dentro, y he aquí: una gran ciudad; y de esa misma ciudad vi salir una
gran multitud de gente joven, todos parecían tener menos de siete años; y vi
que iban como para cruzar por sobre el Rin; entonces el resplandor del Señor
quitó de mi el milagro y en su lugar colocó y me mostró otra maravilla.
Y vi un gran prado, y sobre
el mismo una gran multitud de soldados a caballo; y vi que de la mencionada
ciudad salía una gran cantidad de gente y que en medio de toda esa muchedumbre
llevaban una gran cruz sobre un palo largo y alto; cuando los jinetes la
vieron, cayeron al suelo con sus caballos y todo su poder, y como si estuvieran
heridos quedaron tirados, revolcándose hasta morir.
La 40a visión
Después de esto el
resplandor del Señor de nuevo se desplegó delante mío y se esparció más que por
millares [de veces]; así como se despliega el amanecer cuando [la luz d]el sol
se esparce en haces; y en cada lugar del resplandor vi aparecer como una luz brillante,
igual a como son las estrellas del cielo.
La 41a visión
Y luego seguí viendo dentro
del resplandor del Señor, que se lo mostraba al papa con una triple corona; y
vi que se le arrojaba una cuerda al cuello y como era tirado hacia la
oscuridad.
[...]
La 51a visión
Después sucedió en el
domingo de la Cruz[115],
que se me apareció el resplandor del Señor y se desplegó delante mío,
mostrándose en muchos colores y despertándome; entonces vi una gran oscuridad,
que era en demasía espantosa; y en la oscuridad apareció una ciudad que estaba
derruida y totalmente derrumbada; y vi que esa ciudad desaparecía totalmente y
se volvía nada, como si se la hubiera llevado el viento.
Después de esto una gran
piedra cayó desde la oscuridad sobre la tierra, y luego de ella muchas piedras
pequeñas.
Y también se mostró en la
oscuridad dejándose ver un azote[116] grande
y pesado; después de esto la oscuridad se retiró y desapareció.
Y después de esta oscuridad
vi surgir un brillo como cuando suele salir el sol, y una luminosidad tan
grande bella y clara, que toda la tierra se iluminó y aclaró por ella.
Y luego también se vieron
[salir] muchos haces o rayos de la hermosa luminosidad, sobre ellos vi subir y
bajar muchos niñitos, que estaban adornados con alas, que tenían muchos colores
y ornatos. [...]
[1]
George H. Williams La reforma radical [orig. inglés 1962],
México 1983, 1026 pp.; Ugo Gastaldi Storia dell'anabattismo dalle
origini a Münster: 1525-1535, Torino 1972, 650 pp.; Tomaso La Rocca/ Mario
Miegge (eds.) Thomas Müntzer e la rivoluzione dell'uomo comune;
Torino 1989; Emidio Campi (ed.) Tomás Müntzer. Scritti
politici; Torino 1972, 230 pp.; John H. Yoder (comp.) Textos escogidos de la
reforma radical, Buenos Aires 1976, 490 pp.; Walter Klaasen /
Arnoldo Snyder (eds.) Selecciones Teológicas Anabautistas [orig.inglés
1981], Scottdale 1985, 302 pp.
[2]
Cf. Viktor Kommerell "Michael Stifel. Mathematiker und Theologe,
1487-1567", en: Württembergische Kommission für Landesgeschichte (eds.) Schwäbische
Lebensbilder (vol.3); Stuttgart 1942, pp.509-524, en especial pp.513s.
[3]
Después de un período de reorientación teológica y por intermediación de
Lutero, Stifel obtuvo un cargo como pastor en la parroquia de Schweinitz (cerca
de Wittenberg). Desde allí continuó sus estudios en 1541, especializándose en
matemática. Volvió a realizar cálculos sobre la irrupción del día del juicio,
durante la guerra entre la liga de Esmalcalda y las tropas de Carlos V.
[4]
"...antes de que llegara a su término el medio año de prisión de Melchor
[Hoffman, en Estrasburgo (1533)], surgió un panadero de Haarlem, llamado Jan
Matthijs, quien tenía una esposa anciana a la cual abandonó tomando para sí a
la hija de un cervecero, que era una jóven, muy bonita y tenía gran
conocimiento del Evangelio. Él la sedujo sacándola del hogar de sus padres con
sagradas y hermosas palabras y le dijo cómo Dios le había mostrado a él grandes
cosas y que ella debería ser su esposa. La llevó secretamente consigo a
Amsterdam y la condujo a un lugar clandestino." [Confesiones de
Obbe Philips (± 1560); en J.H.Yoder, op.cit. (en nota 1), p.324].
[5]
Cf. Klaus Deppermann Melchior Hoffman. Soziale Unruhen und
apokalyptische Visionen im Zeitalter der Reformation; Göttingen 1979;
pp.289s.
[6]
En su anuncio de la inminente gran separación final entre los elegidos y los
réprobos Mathijs contó con el decidido apoyo del predicador evangélico Bernard
Rothmann, quien ya desde 1529 había estado preparando una reforma evangélica en
la ciudad. El movimiento había sido tolerado en sus inicios por el regente
espiritual y obispo de aquellos territorios (Franz v. Waldeck), porque contaba
con el apoyo de un amplio sector del consejo de la ciudad. Ver Willem de Bakker
"Bernhard Rothmann. Die Dialektik der Radikalisierung in Münster";
en: Hans-Jürgen Goertz (ed.) Radikale Reformatoren. 21
biographische Skizzen von Thomas Müntzer bis Paracelsus; München 1978;
pp.167-178 [hay trad. al inglés].
[7]
"Después de eso ... el supremo profeta [Matthijs] tomó una lanza ... y
salió corriendo de la ciudad; decía que el Padre le había ordenado repeler a los
enemigos de la ciudad. Pero no mucho más tarde, cuando se hallaba frente a los
enemigos, un soldado lo sigue y lo apuñala." Cf. Adolf Laube / Ullman
WeissFlugschriften vom Bauernkrieg zum Täuferreich (1526-1535); Berlin
1992, p.1674; tb. Richard van Dülmen (ed.) Das Täuferreich zu Münster
1534-1535. Dokumente; München 1974; Nr.53, S.108f..
[8]
En tal sentido adhiero al postulado de Ernst Käsemann, en cuanto a que "la
apocalíptica fue la madre de la teología cristiana"; cf. su artículo
"Die Anfänge christlicher Theologie"[1960], en: idem Exegetische
Versuche und Besinnungen (II), Göttingen 1970, p. 99s. El contexto de
esta frase -que se ha vuelto famosa- es: "Por lo pronto el estado de cosas
debió haber sido el siguiente, aun cuando Jesús haya partido del mensaje de
cuño apocalíptico del Bautista, su propia predicación no estuvo marcada de un
modo constitutivo por la apocalíptica, sino anunciaba la inmediatez del Dios
que se había acercado. (...) fueron la pascua y la acogida del Espíritu las que
movieron al cristianismo primitivo a responder nuevamente de una manera
apocalíptica a la predicación de Jesús sobre el Dios cercano y en cierto
sentido a sustituirla. (...) La apocalíptica fue -(...)- la
madre de toda teología cristiana."
[9]
La primera edición de unos 3.000 ejemplares se agotó rápidamente, de modo que
de inmediato se procedió a la impresión de una segunda, que salió a la venta en
diciembre de ese mismo año.
[10]
Cf. las reproducciones de los xylograbados y comentarios explicativos a los
mismos en: Jutta Strehle / Armin Kunz Druckgraphiken Lucas Cranachs
d.Ä. Im Dienst von Macht und Glauben, Wittenberg 1998; pp.184-203.
[11]
Cf. tb. el Pasional de Cristo y Anticristo (Wittenberg, 1521);
en: A. Zorzin Curso de ubicación histórica. Cuestiones de método y
análisis de memorias significativas en el peregrinaje de la iglesia cristiana,
Buenos Aires 1998, pp.217-224.
[12]
Cf. L. Ronchi De Michelis (ed.) Martin Lutero: Replica ad Ambrogio
Catarino sull' Anticristo (1521) - Antitesi illustrata della vita die Cristo e
dell'Anticristo (1521) [= Lutero. Opere scelte: 3], Torino 1989; pp.
7-41.
[13]
Cf. Martin Brecht Martin Luther (Bd.2), Stuttgart 1986,
pp.25-27.
[14]
Mi traducción sigue el texto en la edición (popular) de H.H.Borcherdt / G.Merz
(eds.) Martin Luther. Ausgewählte Werke (Ergänzungsreihe 4.Bd.), München 1940, pp.103-130;
p.105. Ver tb. O.Modalsli "Luther über die Letzten Dinge", en:
H.Junghans (ed.) Leben und Werk Martin Luthers von 1526 bis 1546, Göttingen 1983;
pp.331-345.
[15]
En Wittenberg se diseñó una xylograbado de este monstruo (supuestamente
aparecido en 1496) siguiendo un diseño de fines del s. XV -al que aquí hace
referencia Lutero. La ilustración sirvió como portada de un panfleto conjunto
que Lutero y Melanchthon publicaron en 1523, titulado: >Interpretación de
dos horribles figuras: el papasno -encontrado en Roma- y el monje-ternero -en
Freiberg, Meissen<. La imagen del papasno, por ejemplo, en:
T.Egido (ed.) Lutero. Obras; Salamanca 1977, lámina [14] al final del
libro; ver tb. Robert W. Scribner For the Sake of simple Folk. Popular
Propaganda for the German Reformation,Oxford 19942; pp.130ss..
[16]
Los Pronósticos de Lichtenberger -con un prólogo de Lutero
-fueron reeditados en una versión alemana por la prensa de Hans Luft (en
Wittenberg, 1527). La intención era advertirle al clero (opositor), que no se
sintiera tan seguro de haber pasado por lo peor (luego de superar las revueltas
campesinas de 1524/25 y los duros embates de Lutero). Por el contrario, -sg.
Lutero- muchos de los vaticinios de Lichtenberger todavía podían llegar a
cumplirse [cf. WA 23(1) pp.7-12]. 1527 es un año significativo en tal sentido,
porque también Andreas Osiander (seguidor de Lutero en Nuremberg) reeditó un
antiguo libro con vaticinios (ilustrados) sobre el papado romano (atribuidos a
Joaquín di Fiore) [cf. Heimo Reinitzer Biblia deutsch. Luther Bibelübersetzung und
ihre Tradition, Braunschweig 1983; Nrs.9 y 10, pp. 20-22]
[17]
Cf. Heike Talkenberger Sintflut. Prophetie und Zeitgeschehen in Texten
und Holzschnitten astrologischer Flugschriften: 1488-1528, Tübingen 1990;
ver tb. Scribner, op.cit. (en nota 15), p.123. La conjunción de Saturno y
Júpiter es un fenómeno excepcional, pues se produce cada 960 años.
[18]
El título del panfleto era: >Una nueva interpretación -a cargo del honorable
sacerdote, el señor Josph Grünpeck- de las extrañas señales y maravillosos
tormentos que hace un tiempo, y como presagios del Dios omnipotente, dieron
advertencia en el imperio a estar preparados contra los enemigos de Cristo y
del sacro imperio, tal como aparecieron ante todos los príncipes electores y
regentes reunidos en la Dieta imperial de Constanza [= abril 1507]<; cf.
H.-J. KöhlerBibliographie der Flugschriften des 16 Jahrhunderts (Bd.1);
Tübingen 1991; Nr.1409 [= edición de 1507] y Nr.1410 [= reedición de 1520?]. La
ilustración 4, ha sido tomada de G. Piltz (ed.) Ein Sack voll Ablaß.
Bildsatiren der Reformationszeit; Berlin 1983; p.17.
[19]
El panfleto lleva por título: >Espejo de las visiones celestiales naturales
y proféticas de todas las tribulaciones, angustia y miseria que vendrá sobre
todos los estamentos, linajes y comunidades en la cristiandad, especialmente
sobre las que están bajo el natural influjo celeste de Cáncer y Escorpio y en
el séptimo clima o círculo, al que entrarán en pocos días más. Descritas por el
honorable señor Joseph Grünpeck en Nuremberg<; cf. Köhler, op.cit., Nr.1428
[= ed. en latín de 1508] y Nr. 1414 [reed. alemana de 1522]. La ilustración *5,
sg. Piltz, op.cit., p.18; ver tb. Scribner, op.cit. (en nota 15), pp.108-110.
[20]
Cf. Piltz, op.cit., p.19 y Scribner, op.cit., p.168s.
[21]
El título completo es: >Pronóstico y explicación de la gran inundación y
otros terribles acontecimientos que ocurrirán en el año mil quinientos 24
después del nacimiento de nuestro amado Señor<; cf. Köhler, op.cit. vol.1,
Nr.512 (la ilustración en p.209).
[22]
Al lado del caballero en armadura aparece el signo de Marte (la violencia
guerrera); sobre el manto del papa se ve lo que podría ser el signo de Júpiter
(símbolo de la sabiduría y el poder) y posiblemente el signo al lado del
emperador pueda interpretarse como el del sol. Así, de una forma velada se está
dando a enteder que el conflicto social que refleja el cuadro ocurre bajo el
influjo directo de los astros. Sobre una ilustración muy similar -obra del
artista Erhard Schön (Nuremberg)-, ver Scribner, op.cit., p.126.
[23]
Sebastian Ranssmar: >Presentación e interpretación de la gran constelación y
otros aspectos que acaecerán en febrero de 1524< [1523]; cf. Köhler, op.cit.
vol.3, Nr.3824 (ilustración en p.292).
[24]
[Leonhard R(e)ynmann]: >Calendario sobre las grandiosas y variadas
conjunciones de planetas, que aparecerán en el año 1524, y que sin lugar a
dudas habrán de parir muchas cosas sorprendentes< [1523]; ver Scribner,
op.cit., pp.124s; la ilustración 9 ha sido tomada de Piltz, op.cit., p.62.
[25]
Volker Press: "Astrologische Prophezeiungen artikulieren eine allgemeine
Furcht vor einem großen sozialen Umsturz", en: G. Bott (ed.) Martin
Luther und die Reformation in Deutschland (Katalog der Ausstellung im
Germanischen Nationalmuseum), Frankfurt 1983; Nr.325, p.257.
[26]
Los distintos planetas quedan identificados por sus signos astrológicos: abajo
de la luna Saturno y debajo de éste Júpiter; luego el semicírculo de Venus,
Marte y Mercurio.
[27]
Sugerida por el pez enorme, sobre cuya parte anterior se destacan la luna, el
sol y los demás planetas.
[28]
La asociación del signo Piscis con aguas celestes era algo común. En el grabado
la devastación hídrica quedan sugerida por el aguacero que desde el vientre del
pez cae -entre los dos grupos enfrentados- sobre una aldea, que inunda y
destruye.
[29]
Saturno era el planeta que regía sobre las profesiones de menores ingresos
(bajo artesanado y jornaleros rurales) y los sectores marginales de la sociedad
(enfermos, tullidos, delincuentes y criminales). Se lo solía identificar -como
aquí- con la figura de un anciano (cojo) que portaba una hoz o guadaña. El
artista Georg Pencz presenta a los "hijos de Saturno" en el
xylograbado de su serie >Los siete planetas y su influjo sobre los seres
humanos< (1531); el texto alusivo sobre el grabado de Pencz dice:
"Saturno anciano, frío e impuro; mis hijos son malignos..." [cf. M.
Heffels Meister um Dürer. Nürnberger Holzschnitte aus der Zeit um
1500-1540, Ramerding 1981; p.166] Además, a Saturno lo acompaña Marte (el
dios/planeta de la guerra); en la portada del panfleto esto queda sugerido por
los campesinos armados con sus instrumentos de labranza que respaldan al
anciano; éste los dirije con un estandarte y una guadaña -mientras en el fondo
sobre la colina un tamborillero y un flautista entonan melodías de batalla.
[30]
Los "hijos de Júpiter" quedan identificados con los poderosos de la
tierra, con los líderes del poder secular (el emperador) y del poder clerical
(el papa asistido por un cardenal y dos obispos). En oposición al tipo de
personas asociados con el planeta anterior, el texto sobre el correspondiente
grabado de Pencz dice: "Júpiter virtuoso y bueno; mis hijos son sabios,
ordenados y bien intencionados"; la imagen elegida por Pencz muestra la
coronación del emperador por el papa [cf. Heffels, op.cit., p.167].
[31]
Citado sg. Günter Vogler Die Gewalt soll gegeben werden dem gemeinen
Volk. Der deutsche Bauernkrieg 1525, Berlin 19833; pp.5s.
[32]
Cf. C.Witthaus / E. Sexauer (eds.) Obras de Martín Lutero (to.2); Buenos
Aires 1974 (pp.205-233); p.206s.]; ver tb. Rudolf Mau "Luthers Stellung zu
den Türken", en: Junghans, op.cit. (en nota 14) pp. 647-662 (en especial:
"Los turcos como el enemigo escatológico (1529)", pp.652ss.). En
1529/30 Hans Guldenmundt y Hans Sachs editaron una secuencia de volantes
ilustrados, en los que mostraban la crueldad y el salvajismo de los
combatientes turcos durante el sitio a Viena [los xylograbados en Heffels,
op.cit. (en nota *29); p.92 y 93]. En la reedición corregida del Nuevo
Testamento (1530), Lutero le da un nuevo contenido a su introducción al
Apocalipsis y la aumenta notablemente (de modo que casi equivale a un
comentario). Además, la secuencia original de 21 ilustraciones (de Cranach/
1522) se amplia, sustituyendo la ilustración del capítulo 8, por 5 nuevas
imagenes para ese capítulo y agregando una imagen nueva antes de la visión de
la Jerusalén celestial [cf. Reinitzer, op.cit. (en nota 16) Nr.85 y la
ilustración 25 (en p.153), que muestra el fracaso del sitio turco a Viena en
1529, una derrota que Lutero atribuye al poder divino].
[33]
Este enfoque ha sido trabajado por Ulrich Bubenheimer en un excelente trabajo
(no publicado): "Symbolik der Revolution. Thomas Müntzer und der
Bauernkrieg im Spiegel der Kunst des 16. Jahrhunderts" [1989], -cuyas
líneas centrales sigo. Ver tb. Reinhard Schwarz Die apokalyptische
Theologie Thomas Müntzers und der Taboriten, Tübingen 1977, y Gottfried
Seebaß "Reich Gottes und Apokalyptik bei Thomas Müntzer", en: idem Die
Reformation und ihre Außenseiter. Gesammelte Aufsätze und Vorträge,
Göttingen 1997, pp.164-185.
[34]
Cf. Sigfried Hoyer "Thomas Müntzer und Böhmen", en: S. Bräuer / H.
Junghans (eds.) Der Theologe Thomas Müntzer. Untersuchungen zu seiner
Entwicklung und Lehre, Berlin 1989; pp.359-370.
[35]
Trad. sg. Günther Franz (ed.) Thomas Müntzer Schriften und Briefe. Kritische Gesamtausgabe, Gütersloh 1968; [en
adelante: Franz/MSB] p. 504:24-29.
[36]
Franz/MSB, p.494:20ss.
[37]
Franz/MSB, p.504:34- 505:4.
[38]
En 1521 los turcos habían conquistado Belgrado y Müntzer calculaba que en su
avance podrían estar alcanzando Bohemia en 1522; en una carta de Müntzer a
Melanchthon (a fines de marzo de 1522) afirma: "La copa del tercer ángel
[cf. Ap 16:4-7] -lo temo y lo sé- ya ha sido derramada sobre las fuentes de las
aguas..." [Franz/MSB 381:4s.] Por lo tanto en su lectura de los hechos, la
tercera de las siete plagas finales ya había ocurrido y es probable que Müntzer
identificara a los turcos con "los reyes del oriente" [cf. Ap
16:12ss.] a quienes hace referencia la sexta plaga. Ver U. Bubenheimer
"Thomas Müntzer: Prediger - Prophet - Heerführer", en: Günter Scholz
(ed.) Thomas Müntzer (vor 1591 - 1525). Prediger - Prophet -
Bauerkriegsführer, Böblingen 1990, pp.19-49; p.31s..
[39]
En esa misma época Müntzer estudió la edición [de 1521] de las obras de
Tertuliano y en una de sus anotaciones marginales al texto expresa su disenso
con "el monje" [= Lutero (?)] en cuanto a la identificación del
anticristo. Ver Schwarz, op.cit. (en nota 33), p.2, nota 4; tb. W. Ullmann
"Thomas Müntzers Kirchenväterstudien", en: Bräuer/Junghans, op.cit.
(en nota 34), pp.329-358.
[40]
Schwarz, op.cit., pp. 62-86, cuyo fundamental estudio sobre el tema sigo.
[41] mürbe,
lit. sería: ablandados, abatanados, desmenuzados; el adjetivo hace referencia
al proceso de abnegación, desesperación y quebrantamiento internos que deben
seguir los verdaderos cristianos para alcanzar una fe auténtica. Mientras el
proceso de >maduración< pudre a las manzanas (=los réprobos), el proceso
de tribulación bajo la cruz hace dóciles y sumisos a los elegidos, para asumir
la vocación del Dios viviente -que se les revela y les habla en el corazón [cf.
más abajo: nota 50].
[42]
Franz/MSB 504:17-22.
[43]
En uno de los 21 grabados de Cranach para la edición del Apocalipsis (en el NT
de setiembre de 1522 [cf. ilustr. 11]) podemos observar la visualización
contemporánea de ese pasaje.
[44]
"Conductus ego caelitus denario diurno falcem in messem exacuo
metendam." [Franz/MSB 510:9s.]
[45]
Franz/MSB 234:3; 310a:32s.; 307:19b.
[46]
Franz/MSB p.233:27-234:4.
[47]
Cf. por ejemplo Franz/MSB p.317a:30-35 (la fe es probada como el oro en el
crisol), o Franz/MSB p.327:19-21 (Lutero: el cuervo ladino, y Müntzer: la
"mansa paloma que bate sus plumas recubiertas de plata, acrisolada siete
veces ...").
[48]
Franz/MSB 307a:13-19.
[49]
Franz/MSB 310a-311a.
[50]
Cf. el pasaje clave en Franz/MSB p.289a:19 - 290a:25: donde Müntzer los acusa
de imaginarse el momento del juicio final tal como se lo solía pintar en los
antiguos retablos: ángeles provistos de largas picas que se encargan de separar
a los malvados de los buenos. Este clero cómplice no acepta que Dios sea capaz
de revelarle sus juicios (mediante visiones) a los seres humanos, y tampoco que
Dios habrá de reclutar otro tipo de ángeles: elegidos de fe auténtica y
acrisolada bajo la cruz [cf. Malaquías 3:1-5], que serán los encargados de
separar a los justos de los malvados. Müntzer les echa en cara su pretendida
neutralidad y los acusa de "archi-simuladores" por murmurar, que nadie
puede saber quién es un elegido o un condenado; con su fe fingida ese clero no
hace más que consolidar una realidad política tan sutil e inoperante como la de
Platón en su República.
[51]
Cf. Bubenheimer, op.cit. (en nota 33).
[52]
Cf. Yoder, op.cit. (en nota 1), p.113-115.
[53]
Franz/MSB p.258:12; la traducción de Yoder (p.112) no es clara.
[55]
Franz/MSB 261:16-19.
[56]
Cf. Yoder, op.cit., pp.122-124.
[57]
Franz/MSB p.396:27 - 397:4.
[58]
En Yoder se traduce Weingarten (= viñedo) de un modo indefinido
como huerto.
[59]
Franz/MSB 261:27 - 262:4.
[61]
Cf. su Protesta y desafío: "¡Ay, queridos señores, terminen
ya; tiren al diablo el pote de maquillaje y no se sigan coloreando como
Jezabel, que ahorcaba a Nabot! Los perros todavía no terminaron de devorársela
del todo: vive; y -ay- difícil vida lleva, atormentando a los siervos de
Dios." Franz/MSB, 233:5-9.
[62] Elías,
quien vendrá primero y restaurará todas las cosas.
[63]
A Zacarías el ángel le anuncia, que su hijo irá delante del Mesías con
el espíritu y el poder de Elías.
[64]
Cf. Schwarz, op.cit. (en nota 33), p.47, nota 7 -identificación que Joaquín di
Fiore expresamente no aceptó.
[65]
En su obra anterior (Expreso desenmascaramiento de la falsa fe) Müntzer
denuncia la complicidad de los "escribas" con el orden social
imperante, pues insisten con su teología de la sola scriptura y
en la sumisión obediente a las autoridades feudales. Los escribas, dice:
"Asoman su fina lengüita y con ternura dicen: >Escudriñad las
escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la salvación [= Jn
5:39]<. Es allí que las pobres personas indigentes sufren un engaño tan terrible,
que no hay boca capaz de expresarlo. Ellos mismos, a través de todas sus
palabras y acciones, hacen que la gente pobre no esté en condiciones de
siquiera aprender a leer por la preocupación que les genera obtener alimento; y
desvergonzadamente ellos predican, que el hombre pobre tiene que dejarse
deshollar y despellejar por los tiranos. Entonces, ¿cuándo va a aprender a leer
las Escrituras?" [Franz/MSB, 275:18-34]
[66]
Franz/MSB 329:12-29.
[67]
Franz/MSB, 450:15-22.
[68]
Franz/MSB, 463:16-22
[69]
Hay un pasaje en la carta que Müntzer escribe el 9 de mayo de 1525 a Eisenach,
que ilustra el planteo anterior. Las autoridades de aquella ciudad habían
apresado a Juan Sippel (líder de la mesnada de campesinos del Werra) y le
habían quitado su caja de recursos (Geldkasten) al grupo de insurrectos.
Furioso por la complicidad de los pobladores de Eisenach con la política
represiva de los señores feudales, Müntzer -que firma la carta como:
"Thomas Müntzer con la espada de Gedeon"- advierte: "Les
aconsejamos que no desprecien a los pequeños (como acostumbran a hacer), porque
el Señor defiende a los débiles para derribar de sus asientos a los poderosos,
y al pueblo ignorante para destruir a los escribas desleales y traicioneros.
Cuando por la fuerza rescatemos a nuestro hermano, el capitán, y sus bienes,
entonces ya verán si el Señor vive todavía..." [Franz/MSB 464:4-7].
[70]
También Durero tuvo visiones apocalípticas [cf. más abajo, nota 90]. Entre el 7
y 8 de junio de 1525 anotó e ilustró una pesadilla, que lo había perturbado
sobremanera: "En el año 1525, en la noche del miércoles al jueves después
de Pentecostés -mientras dormía- vi esta visión: caían muchos y grandes
aguaceros desde el cielo. Y el primero impactó en la tierra a más o menos 4
millas delante mío con gran crueldad; con un impresionante crepitar y
salpicando inundó todo el territorio. Tanto me asusté por ello que desperté
antes de que los demás aguaceros tocaran el suelo. Y los aguaceros que venían
cayendo eran muy grandes. Algunos de ellos caían más lejos, otros más cerca. Y
venían desde tan alto, que en apariencia todos caían lento. Pero cuando el primer
aguacero, el que impactó sobre la tierra, se fue acercando empezó a caer con
tal velocidad, tanto viento y crepitar, que me asusté tanto, que estando
despierto tiritaba en todo el cuerpo y durante largo rato no logré volver en
mí. Cuando me levanté a la mañana, lo pinté como está aquí arriba, tal como lo
ví. ¡Dios, haz que todas las cosas se desarrollen lo mejor posible!; cit. sg. Dieter Fauth
"Apokalyptik in der frühen Reformation", Entwurf (Stuttgart)
Nr.2 (1997) 49-53; p.51.
[71]
Las láminas (de 39,2 x 28,3 cms) con el texto en latín (impreso en el reverso)
fueron vueltas a editar en 1511. La primera ilustración de la serie representa
el martirio de Juan, las otras 14 combinan diferentes pasajes del apocalipsis;
cf. M.Heffels / A.Deguer Albrecht Dürer. Sämtliche Holzschnitte;
Ramerding 1981; pp.22-37 (p.34).
[72]
Op.cit. (en nota 33).
[73]
El año en el que cobra mayor fuerza el reino anabaptista en la ciudad de
Münster.
[74]
Ver Rudolf Endres "Thüringen", en: H.Buszello/ P.Blickle/ R.Endres
(eds.) Der deutsche Bauernkrieg, Paderborn 1984; pp.154-176.
[75]
Hans Hut [quien refiere todo esto] afirma, que también él había visto el arco
iris. Este pasaje forma parte de una serie de confesiones que le fueron
arrancadas a Hut en una seguidilla de interrogatorios a los que lo sometieron
las autoridades de la ciudad imperial libre de Augsburgo, luego de su detención
el 15 de setiembre de 1527. Los protocolos de los interrogatorios a Hut -y a
otros seguidores suyos- constituyen la fuente más importante para conocer las
>enseñanzas secretas< de estos anabaptistas radicales; fueron publicados
por Christian Meyer "Die Anfänge des Wiedertäuferthums in Augsburg",
en:Zeitschrift des Historischen Vereins für Schwaben und Neuburg Jg.1
(1874) 207-253; el pasaje citado: p.241.
[76]
Cit. sg. Gerhard Zschäbitz: Zur mitteldeutschen Widertäuferbewegung
nach dem großen Bauernkrieg, Berlin 1985; p.25, nota 8.
[77]
Karl Schornbaum (ed.): Quellen zur Geschichte der Täufer. Bd.5 (Bayern,
II. Abt.) [= Quellen und Forschungen zur Reformationsgeschichte: Bd. XXIII], Gütersloh 1951,
p.8. En su primer interrogatorio (16 de setiembre de 1527) Hut responde a la
pregunta 71 del cuestionario, diciendo: "Que considera, que habrá un
pastor y un solo redil en el tiempo cuando Cristo lleve a cabo el juicio"
(Meyer, op.cit., p. 228).
[79]
En uno de sus interrogatorios Hut reconoce que conoció al cura de Eltersdorf,
que aquel "varias veces había estado con él en Nuremberg, donde él
trabajaba, y que juntos hablaron del Evangelio, pero en cuanto a sus
expresiones, de que las autoridades no son cristianas, nada oyó, ni tampoco
dijo él mismo." (Meyer, op.cit., p.243). El rigor de esta ola represiva en
1527 queda confirmado por las ejecuciones de los anabaptistas Felix Mantz (en
Zurich, el 7 de enero de 1527) y Michael Sattler (en Rottenburg sobre el
Neckar, el 21 de mayo de 1527). Un caso trágico es el del librero e impresor
nurembergués Hans Hergot, que fue capturado en Sajonia y decapitado por las
autoridades en Leipzig el 20 de mayo de 1527. Su delito había sido difundir un
panfleto (cuya autoría se le atribuyó) donde con claras simpatías por los
campesinos se proponía un nuevo modelo de sociedad agraria más equitativo. Ya
no habría extremos de riqueza opulenta contrastando con la más absoluta
miseria; se proponía un nuevo sistema de producción rural autosuficiente, en el
que "... todas las cosas serán entregadas para su uso común, de modo que
todos comerán de una olla y beberán de un tonel... y así ninguno la pasará
mejor que otro". Max Steinmetz / Helmut Claus (eds.):Hans Hergot und
die Flugschrift Von der newen Wandlung eynes christilichen Lebens; Leipzig
1977.; la cita A3v.
[80]
En uno de sus interrogatorios Hut finalmente reconoce que: "Müntzer,
cuando lo expulsaron [de Mühlhausen], pasó una noche y un día con él en su casa
en Bibra, pero no tuvo otra cosa que tratar con él, más que entregarle un
librito, sobre el primer capítulo de Lucas, para que lo hiciera imprimir, dado
que él comerciaba con libros; pero que él no había pertenecido a su secta; que
lo escuchó predicar varias veces, pero sin lograr captarlo." (Meyer,
op.cit., p. 243).
[81]
Sobre Hut sigo los trabajos publicados de Gottfried Seebaß: (a)
"Bauernkrieg und Täufertum in Franken" [1974], (b) "Das Zeichen
der Erwählten. Zum Verständnis der Taufe bei Hans Hut" [1975] y (c)
"Der Prozeß gegen den Täuferführer Hans Hut in Augsburg 1527" [1992],
en: idem, op.cit. (en nota 33), pp. 186-202; 202-226; 227-243; no tuve acceso a
su tesis (Erlangen 1972) en la que fundamenta las propuestas de sus artículos
basándose en el análisis de fuentes originales manuscritas -en parte no
publicadas aun.
[82]
Confesión de Hut (bajo tortura) durante la segunda mitad de noviembre 1527; cf.
Meyer, op.cit. (en nota 75) pp. [241 y 249] 250-251. El predicador en Bibra,
que le cedió el púlpito, había sido Jörg Haugk de Jüchsen, a quien los
campesinos habían elegido para ese cargo. Era un firme simpatizante de la
teología del proceso de purificación interior (predicada por Müntzer); cf. su
panfleto >Orden cristiano de un cristiano verdadero, para justificar el
origen de su fe< [1526] en Laube / Weiss, op.cit. (en nota 7), pp.667-682.
[83]
"Su opinión había sido, que Dios el Señor había dado cuatro medios años
para hacer penitencia, como se indica en Apocalipsis 13 [vs.5.7 y 9]: quien
se convierta a la penitencia será perseguido y tendrá que sufrir; como dice
[2ª] Timoteo 3 [vs.12]: quien quiera vivir piadosamente deberá soportar
persecuciones, y Daniel 12: todos [los santos] serán
dispersados; donde también se mencionan los cuatro medios años y la
hambruna, mortandad y guerras [Ap 6:8], después de las cuales el Señor recién
reunirá a los suyos en todas las naciones y en cada nación ellos castigarán a
las autoridades y a todos los pecadores. Esto lo había dicho en base al texto,
que dice que el Señor enviará a sus ángeles a los cuatro vientos y reunirá a
sus elegidos, después de lo cual será un nuevo cielo y tierra y un lugar donde
habitarán todos los buenos y elegidos, aquí en la tierra; a esto él lo llamó el
mundo venidero, como dice en Ezequiel 37, también en el Salmo 37 [vs.9.22]: cuando
el impío sea erradicado, entonces el justo vivirá en la tierra en paz.
Además: los que ahora en este tiempo postrero hacen penitencia y perseveran
hasta el fin y no mueren, sino quedan, éstos después del día [final] y del
juicio del Señor poseerán la tierra y la gobernarán, y no morirán, como se le
dice a los Corintios, en la primera epístola en el capítulo 15." Respuesta
de Hut en el interrogatorio del 26 de noviembre [Meyer, op.cit. (en nota 75),
p.239].
[84]
"Siendo que a Dios le place que yo parta de aquí, en verdadero
reconocimiento del nombre divino y restitución de algunos abusos en los que
participó el pueblo, que no me entendió bien, sino que
sólo se fijó en el beneficio propio, que termina por suprimir la verdad
divina... [...] Queridos hermanos, es altamente necesario que no sufran una
derrota como los de Frankenhausen, pues aquello sin duda sobrevino,
porque cada cual buscó más su beneficio propio que la justificación de la
cristiandad." [Franz/MSB, p.473:7-10 y 18-21].
[85]
Cf. Meyer, op.cit. (en nota 75), p. 250.
[86]
En su primer interrogatorio (16 de setiembre de 1527) Hut confiesa: "Hace
algunos años, cuando solía ir y venir a Wittenberg, en Weissenfels tuvo un
debate sobre el rebautismo con un molinero, un sastre y un tejedor; a partir de
entonces comenzó a reflexionar sobre el rebautismo y a leer al respecto, y en
base a ello, en el último pentecostés, hace un año, se dejó [re]bautizar aquí
[=Augsburg], por alguien llamado Denk, que paraba en una casita, cerca del
portón de la santa cruz." [Meyer, op.cit., p.223 y 224]
[87]
Meyer, op.cit., p.231.
[88]
En una misiva que Hut escribió alrededor del 24 de Agosto de 1527, le comunica
a sus seguidores su disposición de mantener reserva en cuanto al enfoque
apocalíptico radical de su mensaje: "... expresé mi disposición para con
todos los hermanos, en especial con la comunidad en Augsburgo, y para que haya
unidad en recto y verdadero amor, de no decirle a nadie, más que a aquel que de
corazón lo desea, los juicios y los secretos, a saber: del día del juicio, del
fin del mundo, de la resurrección, del reino de Dios, del juicio eterno."
La edición impresa de esta misiva publicada por el reformador Urbanus Rhegius,
en: Laube / Weiss, op.cit. (en nota 7) p.857s..
[89]
"Él no se considera un profeta del tipo que refiere Amos [cf. Am 7:14s.],
sino tal como ya lo expresó hace poco: uno que proclama el Evangelio"
[Meyer, op.cit., p.237]. "Que él con gusto hablaba del juicio del Señor,
que es de lo que tratan y refieren los artículos que compiló en su librito;
pues él podía y sabía hacerlo, porque Dios el Señor se lo había mostrado
mediante Su Espíritu; y que él sabía cómo seguiría todo hasta el día del Señor.
Que nunca oyó de ninguno capaz de hablar al respecto como él; que él tenía que
hablar de eso, que no podía callar, porque está escrito en Amos 3 [vs.7-15],
que vendrá uno a hablar sobre el fin que no erraría -lo que a los obnubilados
no les causaría ninguna gracia; y qué él hablaba al respecto." [ibid.,
p.240]
[90]
"... las visiones y los sueños ni se debían aceptar todos, ni rechazar
todos, porque Dios todopoderoso había revelado muchas cosas a sus elegidos
mediante visiones y sueños; además Dios en Joel 2 había prometido que en los
últimos días iba a derramar su Espíritu sobre toda carne, para que vuestros
jóvenes vean visiones y vuestros ancianos tengan sueños y vaticinen. [...] Algunos
sueños vienen de Dios, esos a las personas les son revelados desde arriba por
la fuerza del Espíritu Santo, mediante ciertas señales y expresiones. Así fue
como Dios habló a sus profetas..." [Meyer, op.cit., p.232].
[91]
La mayoría de estas enseñanzas y las citas bíblicas correspondientes, Hut las
tenía anotadas y resumidas en pequeños cuadernillos manuscritos (el >librito
de la Misión<; el >librito del secreto del bautismo<), que sus
discípulos a su vez copiaban y usaban para recordar los puntos centrales del
mensaje que debían difundir. En parte estos materiales le fueron confiscados a
Hut cuando se lo detuvo [cf. Meyer, op.cit., p.243s.], en parte -a través de su
hijo de diez años- Hut logró hacerlos llegar a manos de su seguidor Eithelhans
Langenmantel. A su vez a éste le fueron confiscados originales y copias cuando
se lo detuvo e interrogó (fue ejecutado el 11 de mayo de 1528); cf. Friedrich
Roth: "Zur Geschichte der Wiedertäufer in Oberschwaben. II. Zur Lebensgeschichte
Eitelhans Langenmantels von Augsburg", Zeitschrift des
Historischen Vereins für Schwaben und Neuburg. 27 (1900) 1-45 (en especial
las pp.38-40).
[92]
Meyer, op.cit., p.252.
[93]
Cf. Karl Schornbaum (ed.) Quellen zur Geschichte der Wiedertäufer, Bd.2.:
Margraftum Brandenburg (Bayern, I. Abt.) [= Quellen u.
Forschungen zur Reformationsgeschichte. Bd. XVI], Leipzig 1934; p.54.
[97]
Cit. sg. Zschäbitz, op.cit. (en nota 76) p.60.
[98]
Un poco antes en el texto se refiere a ellos como "escribas ansiosos de
usura y de concupiscencias, hipócritas y trepadores, que predican por
dinero..."
[99]
Lydia Müller (ed.) Glaubenszeugnisse oberdeutscher Taufgesinnter [=
Quellen u. orschungen zur Reformationsgeschichte. Bd. XX], Leipzig 1938;
p.14
[100]
En torno a Ursula Jost (y su esposo Lienhard) se nucleaba un pequeño círculo de
entusiastas evangélicos, denominados >profetas de Estrasburgo<. A ese
grupo se unió el matrimonio de tejedores anabaptistas Hans y Barbara Rebstock
(expulsados de la ciudad de Esslingen, en febrero de 1529). Desde su primera
estadía en Estrasburgo (entre junio de 1529 y abril de 1530) el predicador
itinerante anabautista Melchor Hoffman se plegó a ese círculo de laicos inspirados,
porque "... prefería estar sentado en medio del escarnio y la miseria
junto a los profetas y las profetisas de Dios, que poseer una bolsa rebosante
de beneficios junto a los ciegos guías de ciegos luteranos y zuinglianos".
En las visiones y profecías que tenían las mujeres, los jóvenes y ancianos de
este círculo, Hoffman vio la confirmación de que había comenzado el tiempo del
fin (anunciado por Joel 2). En el año en que Hoffman editó las visiones de
Ursula (1530), también hizo publicar en la misma imprenta de Beck las de su
esposo Lienhard (de las que no se ha podido detectar aun ningún ejemplar).
Después de la muerte de Ursula (en 1531), Barbara Rebstock se convirtió en la
>profetisa< principal del círculo. Cf. Deppermann (ver
arriba nota 5), pp.178-186. Tb. Lois Yvonne Barrett Wreath of
Glory: Ursula's Prophetic Visions in the Context of Reformation and Revolt in
Southwestern Germany, 1524-1530; PhD Diss. Graduate School/ Union
Institute Cincinati, Ohio 1992, 300 pp..
[101]
La traducción sigue la versión de la edición original del panfleto, impresa en
Estrasburgo por Balthasar Beck en 1530 [cf. Köhler/Bibliographie (2),
Nr.1605 (= Microficha 1337/Nr.3509)]. Una selección de pasajes del texto fue
editadas por Heinold Fast (ed.) Der linke Flügel der Reformation (Bremen,
1962); pp.298-308. Una traducción completa del texto en A. Zorzin Voceras
de la Reforma protestante del siglo XVI. Introducciones y notas a textos
de: Argula von Grumbach, Ursula Weyd, Katharina Schütz de Zell, Florentina von
Oberweimar, Ursula von Münsterberg y Ursula Jost (publicados entre 1523 y
1530), Buenos Aires 1999 (en prensa).
[102]
... ein schein od(er) klarheit des herren thut nennen.
[103]
Lienhard Jost (oriundo de Illkirch), quien posiblemente de profesión haya sido
carnicero, durante 1524 había estado internado algún tiempo en el asilo para
enajenados (Narrenhäuslein) de Estrasburgo, pues las autoridades
consideraban sus visiones proféticas meros desvaríos.
[104]
Martes 20 de diciembre de 1524
[105]
Viernes 23 de diciembre
[106]
Jueves 5 de enero de 1525
[107]
Sábado 7 de enero de 1525
[108] ...
durch deine augenglider
[110]
Domingo 5 de febrero
[111]
Martes 7 de febrero
[112]
... ein schones und klares weissz volck.
[113] Mittfasten (= Laetare),
domingo 26 de marzo de 1525
[114]
Miércoles 19 de abril
[115]
Domingo 21 de mayo (5° después de pascua).
[116] .../ein grosse und
schwere ruth/...