domingo, 19 de agosto de 2012

La iglesia de Antioquía, algunos principios de eclesiología bíblica

El rey Midas o el suicidio del capitalismo


Nota de Apocalipsis, los últimos tiempos 

Una de las cosas que más llama a nuestra atención de todas las verdades dichas por Jesucristo es la relación inversa y directa que hace con el servicio a Dios y/o a las riquezas. Dicho en forma más sencilla y clara repetiremos sus sabias y sencillas palabras. 


Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas
Mateo 6:24


Algunos dicen que Mammon (palabra que en el texto en castellano es traducida como riquezas) es un demonio o el dios de este siglo. Tardíamente se le ha atribuido este significado en diferentes obras de literatura. 
Lo cierto es que se deduce que Jesucristo lo contrapone en forma directa a la adoración a Dios, y se puede concluir que el poderío de Mammon y su seducción al hombre puede tomar el lugar de Dios y transformarse en un ídolo de connotaciones desastrosas para la vida del hombre y de la humanidad toda. Sed de riquezas y avaricia van de la mano. 
Creemos que estos son tiempos desastrosos en los que los seres humanos y la creación toda estamos cosechando nuestro individualismo en forma de guerras, terremotos, calentamiento global, crímenes, de cárceles atestadas de ladrones de gallinas (por lo general negros y pobres) y de calles atestadas de ladrones de guantes blancos.

Compartimos en esta entrada un artículo de Dorothee Sölle publicado en el Blog "Historia, teología, reforma radical" del teólogo e historiador Alejandro Zorzin. 
Creemos que es un artículo de actualidad, de alto vuelo espiritual, intelectual y de fácil comprensión.
Estos son especialmente tiempos en que hace falta el Ruaj de Dios, esto es el aliento de vida de Dios, esto es el Espíritu mismo de Dios dando vida a lo que está muerto o agonizante. 
Siempre los tiempos son propicios para Su Ruaj, esto es su aliento. Pero en esta era empapada de toda forma de muerte se hace imprescindible rogar a Dios para que su aliento sople sobre nosotros y nos de vida una vez más. 

Aclaración previa, casi innecesaria: 
Sobre el final de la nota la autora dice lo siguiente: 

"Un orden económico mundial más justo, una paz más libre de violencia y una conciliación entre producción industrializada y la creación son el marco de condiciones dentro del cual nuestros deseos vuelven a tener alas y nuestros hijos e hijas llenos de espíritu aprenden a deletrear un modo distinto de vivir. Curar y compartir van de la mano."

Desde nuestro blog y en repetidas ocasiones denunciamos al Nuevo Orden Mundial que se acerca y creemos que es el preludio de la aparición del anticristo. 
La autora no se refiere (creemos) a luchar por dicho Nuevo Orden Mundial, sino a luchar en favor de la sana redistribución de las riquezas, contra toda opresión, contra toda injusticia, contra toda violencia sistémica de este mundo. Mundo en el que por el momento gobierna el dios de este siglo, hasta que Jesucristo lo quite del medio con el aliento de su boca. 

Nota: Las fotos de esta entrada y las negritas pertenecen a nosotros. 

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Nota 
El síndrome Midas

Conocí a Dorothee Sölle (1929 - 2003) en setiempre de 1979, en Buenos Aires, como estudiante de teología. En aquel momento tuve la oportunidad de traducir sus ponencias matutinas en el marco de las Cátedras Carnahan (en el ISEDET) y quedé impresionado por la capacidad crítica de su teología, su claridad y belleza de lenguaje, su tremenda honestidad y simpatía. Hace algún tiempo alguien -que conoce mi admiración por ella- me regaló el CD >Locura por la luz< (Verrückt nach Licht). Allí se alternan grabaciones de ponencias de Dorothee Sölle con música latinoamericana interpretada por el Grupo Sal. Cuando la escuché leer sobre el rey Midas, ... quedé fascinado. Busqué el texto original en alemán (publicado en la revista Wort und Antwort 37:3, julio/ setiembre 1996, pp.124-128) y comprobé que no estaba a disposición en español.

Dorothee Sölle (1996)

Una saga antigua cuenta del rey Midas, que el dios Dionisio le concedió un deseo. Midas le pidió que todo lo que él tocara se convirtiera en oro. Según Ovidio, Midas habría dicho: "Haz que todo lo que con mi cuerpo toque se convierta en oro rojizo" (Metamorfósis XI, 100 ss.) El dios asintió, aunque no sin cierta preocupación. Una rama de roble que el rey Midas arranca se vuelve oro, así también una piedra que levanta. 


Recién cuando sus esclavos ponen sobre su mesa una comida maravillosa con frutas y alimentos selectos Midas se da cuenta que el oro no se puede comer...

La enfermedad del capitalismo
Sanar de las enfermedades que más daño nos hacen suele ocurrir poco, porque nuestro anhelo por sanar es débil, se distrae y rápidamente se contenta con una multitud de diositos. 
Es algo que se relaciona con nuestra situación real a fines del milenio, luego de la victoria final del libre mercado. 
Esperamos que ese rey Midas, que sin ningún lugar a dudas domina nuestro país, nos brinde cura y salvación. Él, que todo lo convierte en oro: nuestros bosques los convierte en autopistas, nuestro agua en cloacas, nuestro aire en una mezcla de venenos. 


Al mismo tiempo en el país del rey Midas aumenta el número de millonarios. El empobrecimiento y endeudamiento de muchísimos en las dos terceras partes del globo y de un tercio entre nosotros, van a la par con el enriquecimiento de unos pocos. 
El principio-Midas es el del crecimiento desenfrenado. 
Esta economía de la multiplicación del dinero en su variante inter o mejor dicho transnacional más novedosa, no es tan antigua y recién la hizo posible la supresión de espacio y tiempo, que nos deparó la tecnología computarizada. 
Uno de sus rasgos básicos es que el dinero, sin necesidad de producir nada útil, se multiplica vertiginosamente. "Cada día un billón de dólares traspasa límites internacionales. Más del noventa por ciento de ese dinero cumple fines especulativos." (diario Die Zeit del 3.3.1995, p.39). 
Cuando la única finalidad de la economía es multiplicar dinero, cuando la palabra >libre< significa que las verdaderas necesidades de la gente y la preservación de la tierra carecen de importancia alguna para la economía, entonces la consecuencia es esta situación en la que nos encontramos. 
Ella surge de la así llamada >libre competencia< en la que las mujeres, más cuando tienen niños, las personas de edad o sin empleo cuentan igual de poco como los recursos limitados de la naturaleza. ¿¡Por qué razón una empresa habría de producir algo útil para la gente y generar puestos de trabajo, o poner a prueba tecnologías que no agredan al medio ambiente, si multiplicar el dinero funciona más rápida, más eficientemente y ante todo sin molestos requerimientos impositivos u otras regulaciones sociales o ecológicas!?
La transformación de mayor impacto a partir de los años ochenta ha sido la desconexión entre los mercados financieros y las inversiones productivas. Jobless growth - crecimiento sin generación de empleo, se le llama a este sistema del libre juego de fuerzas. 
La esfera monetaria se desconectó del la esfera de la economía real. 
Se "desregulan" los mercados financieros y de capital, y eso quiere decir que ni nacional ni internacionalmente se les puede exigir que rindan cuentas. Un emprendimiento com Siemens, p.ej. apenas obtiene el 30% de sus ganancias en base a produción, el 70% lo obtiene a partir de negocios financieros. 
¿Para qué generar puestos de trabajo con el dinero disponible; para qué poner en marcha un reequipamiento ecológicamente sensible, si la meta de la economía no es generar un tejido social floreciente, sino multiplicar dinero? ¿Para qué hacerlo, si el sujeto no es imagen y semejanza de Dios creada para amar y trabajar, sino una especie bien distinta: el Homo oeconomicus, en cuya cabeza sólo cabe su ídolo? 
Así es como nuestras sociedades en el plano nacional van evolucionando en la misma dirección que lo fue haciendo la sociedad a nivel mundial: cada vez se vuelve más ancha la brecha entre los millonarios y la gente sin techo.


¿Tiene cura el rey Midas?
¿Hay caminos para salir de este tipo de riqueza? 
¿Se lo puede curar de su enfermedad al rey Midas? 
¿Tenemos que envenenar el agua de nuestros nietos e inundar territorios bajos recurriendo a una economía infausta, donde a la energía no se le pone un precio real, las distancias a recorrer nada significan y lo producido localmente no llega a los consumidores que viven en ese entorno? 
¿Hemos de ofrecerle en sacrificio al fetiche mercado-global y a su demanda más sagrada llamada >globalización<, el entretejido vital de la producción con el consumo? 
¿Hemos de aceptar la contracara cultural de este sistema económico, a saber: consumismo y fun, diversión de cualquier tipo?
El gran economista John Maynard Keynes (1883-1946), uno de los padres del liberalismo, reflexionó escéptica y autocríticamente sobre la tensión que existe entre religión y economía. 
En su opinión un avance económico "sólo se lograría recurriendo a nuestros impulsos humanos egoístas, a los que tanto religión como sabiduría nos recomiendan oponerles resistencia". 
En la primera mitad del siglo actual escribía "que el tiempo para regresar a algunos de los fundamentos más ciertos y firmes de la religión ... - que la avaricia es vicio, la usura un delito y el amor al dinero algo espantoso", todavía no habría llegado (cita sg. Bernhard Häring, Frei in Christus, vol.3, p.207; ver tb. p 219). 
Hoy día, de cara a la catástrofe ecológica, ese tiempo ya llegó. Nos hace falta una relación diferente con estas dos realidades: la creación y el dinero. Pero justamente de cara a estas realidades nos sentimos tan sin poder y faltos de espíritu, como si el soplo de la vida ya no nos diera en la cara.
Las enfermedades respiratorias van en aumento, pero aun antes de quedarnos sin aire, nos quedamos sin la ruaj, el soplo de libertad, el viento de cambio. Dentro de nosotros reina impotencia a menudo envuelta en cinismo. 
Ser espectadora no sólo de la distribución de droga [televisiva] anochecer tras anochecer, sino de la propia vida - ¡¿quién no sabe de ello?! 
Sin sentir el soplo de Dios estamos tan muertos como los huesos secos, que Ezequiel vio desparramados sobre un campo. 


Esos huesos desperdigados, ¿pueden volver a cobrar vida? - Dios se lo pregunta al profeta, y nosotros debiéramos prestarle atención a esa pregunta.


Escaparse, no cura
Entre nosotros existe una espiritualidad del escapismo, de huir ante la realidad, una espiritualidad que -de muchas maneras- promete renovarnos. Aprender a sentirse a si misma; recobrar conciencia de sí, prepararse para la plegaria y la introspección son sin duda elementos esenciales de la psicocultura. 
Pero cuando observo tanta oferta en el mercado espiritual a menudo siento una falta de vínculo con la realidad en la que vivimos. A mi modo de ver, el consuelo más bien se encuentra escondido en la tradición de los salmos y de los evangelios, justamente por la relación explícita e indisimulada que mantienen con la realidad. No busco tanto contemplación general, no quiero mecer mi alma plácidamente en una hamaca; me importan los árboles reales que la sostienen en la tierra. 
Quiero aprender a expresar en una plegaria lo que quizás hoy sea lo más importante: el ruego por la ruaj, por una fuerza-espíritu [1] capaz de renovar la faz de la tierra. Renovabis faciem terrae (Salmo 104,30)
¿Qué expresamos con la palabra >espíritusaber es poder<, que palpitaba en el movimiento obrero, antes significaba que educación, saber, entender cómo se interrelacionan las cosas, nos sacaría de la miseria, de la explotación y la autodestrucción. Obreros y obreras, después de una jornada de trabajo larga y cansadora, se instruían voluntariamente para saber, y así despertaban sospecha, o -cuando de mujeres se trataba, risa burlona. Al saber se le atribuía un cierto tipo de liderazgo y renovación espiritual. Hoy a menudo tengo la impresión que la antigua frase >saber es poder< se ha vuelto su contrario. Una sensación de fondo, contra la que me resisto con valor, pero que no logro expulsar, me dice que el saber no tiene un poder que nos confiera fuerza, un poder relevante para la acción; más bien el saber termina por confirmar nuestra impotencia. 
Solamente nos explica y comprueba cuan sin salida es la situación, sin importar que se trate de quienes carecen de valor alguno para la economía, o del incremento de leucemia en las inmediaciones de nuestras centrales termonucleares, del aumento de los chicos de la calle en Brasil o de rehabilitar la idea de la guerra justa, con todas sus consecuencias para la industria y la siempre lucrativa exportación de armamentos. 
Nuestro saber tiene poca incidencia en el poder de la vida, esencialmente se trata de un saber sobre la muerte
Quien más lee, quien más se mantiene al tanto, quien logra entrever los entramados más complejos, no se siente mas potente sino más impotente, no se siente convocado a la resistencia sino a despolitizarse y a replegarse al ámbito privado.

Cura por sabiduría
¿Pero es cierto que espíritu es lo mismo que saber? ¿No hay algo que está mal en el pensamiento moderno e ilustrado? 
El latín posee dos términos para las capacidades y virtudes intelectuales de los humanos; distingue -como muchos idiomas antiguos- entre scientia y sapientia. 
También nosotros por ciencia entendemos un saber que conoce, que pone cosas a nuestra disposición, que las sabe utilizar. 
Un tipo de know how. Se trata de un saber en cuanto a los objetos, que objetiva lo que quiere conocer para sacarle provecho.
Sapiencia se relaciona con sabiduría, con entendimiento o comprensión; idiomáticamente deriva de >gustar<, de >oler<; se remonta a una actividad sensual y es una actitud más bien titubeante que decidida; es sabiduría de vida que no pierde de vista el entramado de lo particular con el todo. 
El poder de este tipo de sabiduría no proviene de la dominación sino más bien de inclinarse con los oídos bien atentos. 
La sabiduría es como el espíritu de Dios aleteando sobre las aguas antes de la creación, es la ruaj, que era imaginada como incubando-maternalmente, como soplo que convoca a vivir, como fuerza que pone en movimiento a otros y logra sobreponerse a todo lo perezoso, flojo, pútrido, muerto.
¿Hay una interrelación entre scientia y sapientia? 
Nuestro saber académico poco tiene que entusiasme, que lleve al cambio, ignora los entramados y no son justamente las visiones que le otorgan alas. Quizás me quede corta si afirmo que como saber sobre muerte, nos precipita a incurables sentimientos de impotencia; que incluso nos vuelve siempre más cínicos, como si esperanza, visión y espíritu fueran inventos ingenuos e idealistas.
Scientia sin anhelo de sapientia posee algo de autodestructivo. 
El saber imperial sobre las cosas, en cuanto utilitarias, daña tanto al objeto como al sujeto; el objeto queda aislado y por así decir huérfano de lugar; el sujeto va incrementando su propia soledad
Todo ese síndrome de ausencia de espíritu, se supone que ha de compensarse en el espacio interior o en un ámbito intrínseco de pertenencia hogareño-familiar, como si allí se pudiera volver a arreglar lo que exteriormente transcurre con hostilidad a una familia con niños, destrucción de la naturaleza, tan violentamente y parálizador de uno misma. 
Tal como si la religión pudiera servir para que la ciencia -que apenas intuye cuanto sabor a muerte le es propio- siga improvisando, mientras aquel otro saber, la sabiduría, sólo se lo permite a sus pacientes de privilegio [2].
El anhelo de sabiduría y el llamado de la fuerza-espíritu en tiempos de ausencia de espíritu presupone otro tipo de cultura de los sentimientos, otro tipo de vínculo con las cosas, con la naturaleza y los demás seres humanos. No soy de la opinión que sabiduría y ciencia deban excluirse mutuamente; considero que ello es un error fundamentalista, que no sólo afecta a los fundamentalistas de tantas religiones, cuando se defienden del espíritu de la ciencia para salvaguardar su tradicional estilo de vida. 
Más allá de la religión sus cínicos e ilustrados hermanos piensan de la misma manera excluyente, considerando superfluo el espíritu, que nosotros no somos capaces de producir y que sopla donde quiere. 
Han reducido lo suyo a la scientia, que en términos de Max Weber significa: objetividad, renuncia a la búsqueda de un sentido, renuncia a sí mismo. 
De hecho, debería haberse vuelto evidente que ellos, o sea el hombre blanco, libre de religión y vínculo, sin ningún tipo de protección ni escolta por parte de la sabiduría, llegó al fin de la civilización. 
Está cansado, es cínico y aburrido. Redujo totalmente sus deseos en cuanto a la vida. Está nadando en una >plenitud desdichada<, como ha dado en llamarla Peter Handke. [3]

Santa y sanadora fuerza-espíritu
Nuestra ausencia real de poder es consecuencia de la impotencia espiritual. Si tomamos en serio el término espiritualidad, significa una experiencia alternativa de empowerment, como la llama la teología feminista. Pedir por la fuerza-espíritu, creer en ella en realidad significa tener otro tipo de deseos que aquellos que es capaz de cumplir la scientia. >Tiene que haber algo más< que todo eso, que resulta investigable, producible y capaz de ser comprado. Lo más importante que nos pueden enseñar nuestras hermanas y hermanos de la ecumene cristiana, es sentir deseos diferentes a esos que nos dominan y de los que generamos dependencia. En la >plenitud desdichada<, sin el soplo de la fuerza-espiritu estamos espiritualmente muertos.
Energía, movimiento y cambio forman parte de la fuerza-espíritu, y tal vez esa sea la esperanza más grande que nos ata a ella: la de estar vivos, la de no endurecer en nuestras costumbres y nuestros miedos, la de seguir el vuelo de la fuerza-espíritu, de llegar a ser su vivienda, como lo expresan tantos himnos. >Déjanos ser tu vivienda.< >Ven y habita en nosotros!<. La ruaj no tiene domicilio fijo, pero lo está buscando. ¿Y dónde lo habrá de encontrar, si no es en nosotros?
En la secuencia pentecostal de Stephan Langton >Veni, Sancte Spiritus< -compuesta alrededor del año 1200, sobre la que se basan la mayoría de nuestros himnos de pentecostés, a la fuerza-espíritu se le dice:

Entra hasta lo profundo del alma
Sin tu soplo viviente
Nada subsiste en el ser humano
Nada logra ser saludable ni sano

Lava lo que está manchado
Riega vida en la aridez
Sana donde aqueja enfermedad
Calienta lo frio y lo endurecido
Ablanda lo petrificado
Conduce lo que se aparta del camino.

Sanar, curar, lavar, volver a humedecer lo árido, reconducir al camino lo que se apartó de él, ablandar lo endurecido, calentar lo gélido, todas son expresiones que describen lo que logra la maternal fuerza-espíritu. Nos brinda consuelo y nos sostiene en brazos el tiempo necesario para recobrar esperanza, para poder volver a reir y llorar, ella nos vuelve a parir de nuevo. En la fe &gt;renacemos<: font="font" humano="humano" nuevo="nuevo" renovada.="renovada." ser="ser" sobre="sobre" tierra="tierra">
Participar de este tipo de sabiduría significa aceptar el desafío de tres temas claves para ser cristianos hoy. 
A saber: justicia, paz y preservación de la creación. 
En ellos actúa la ruaj y no habrá renovación de la espiritualidad mientras hagamos oídos sordos a este llamado de Dios. 
La fuerza-espíritu está buscando vivienda, también la busca en nuestros bancos, que siguen aferrados a la esclavitud de deudor que le imponen a los pobres. Y podemos quedar libres de la dependencia que genera la codicia que nos dicta deseos, si dejamos entrar otros deseos en nuestros corazones. Deseos que podemos hacer públicos con nuestras plegarias, nuestras procesiones, textos que mueven a la reflexión, nuestra actitud cotidiana. &gt;Por el camino de la justicia hay vida&lt;, dice Proverbios (12, 28). 
Y que nos se trata de algo dado, sino de un camino que ha de ser buscado, debería haber quedado claro al ver el fracaso de los dos intentos realizados durante este siglo. 
Tanto el comunismo como el capitalismo victorioso fracasaron de cara al hambre, a la guerra, a la destrucción de la naturaleza. Por el camino de la injusticia -así entiendo yo el proverbio- hay muerte. 
Un orden económico mundial más justo, una paz más libre de violencia y una conciliación entre producción industrializada y la creación son el marco de condiciones dentro del cual nuestros deseos vuelven a tener alas y nuestros hijos e hijas llenos de espíritu aprenden a deletrear un modo distinto de vivir. Curar y compartir van de la mano.

[1] Sölle construye el femenino: Geistin (en lugar del termino alemán clásico masculino: Geist). Traduzco &gt;Geistin&lt; mediante &gt;fuerza-espíritu&lt; (= Geistkraft, término que en el "alemán eclesial" cobró popularidad durante la última década y media.

[2] El término alemán es Privatpatient, y hace referencia a una cobertura de salud con ciertos privilegios dentro del sistema general.

[3] &gt;wunschloses Unglück&lt;, literalmente: &gt;desdicha/desgracia sin más deseos/deseos de otra cosa&lt;, es una inversión que Handke hizo de la expresión popular alemana &gt;wunschlos glücklich&lt;, que describe una&gt; felicidad sin deseos por cumplir&lt;.

domingo, 5 de agosto de 2012

La Biblia responde, tema: El pecado

La Biblia responde
Tema: El pecado


Génesis en el tiempo y en el espacio, libro de Francis A. Schaeffer

Génesis en el tiempo y en el espacio, libro de Francis A. Schaeffer

25 estudios bíblicos básicos, libro de Francis Schaeffer

25 estudios bíblicos básicos, libro de Francis Schaeffer

¿Tenemos poder para vencer el pecado?


El pecado es cualquier falta de conformidad al carácter de Dios, ya sea en obra, disposición o estado[1].
El pecado siempre es contra Dios aun cuando pueda ser dirigido contra seres humanos. Luc 15:18  Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.


Dice Watchman Nee:
“En  el  mismo  momento  en  que  un  pecador  recibe  al  Señor  Jesús  como  su
Salvador  y  es  regenerado,  puede  tener  la  experiencia  de  ser  librado  del  poder  del  pecado”[2].
Siendo salvos por medio de Jesucristo nos surgen varias preguntas. En este estudio, una de las que vamos a considerar es:
¿Qué recibimos mediante la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesús?

Cada uno dé su respuesta, por favor:
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Ahora leamos el siguiente versículo:

Rom 6: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él para que el cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”.


En este versículo intervienen tres actores:
1.      el pecado (singular en el griego).
El principal término neotestamentario es hamartia. Se emplea en griego clásico en el sentido de errar el blanco o tomar un camino equivocado. Es el término neotestamentario general para el pecado como acción concreta, como violación de la ley divina[3].-

Dice W. Nee en otro de sus textos: El hombre no es pecador porque peca; sino que peca porque es pecador.

2.      el viejo hombre (el  viejo  hombre  está compuesto  de  todo  lo  que  recibimos  en  Adán, es decir que hereda el pecado).

Rom 5:12  Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

3.      y el cuerpo (terreno en el que se vehiculiza el pecado)
       Consecuencia:
  • Es por causa del viejo hombre que pecamos.
  • El hombre, desde Adán, está sujeto al poder del pecado.
·         La naturaleza del hombre es pecaminosa desde Adán y para siempre.
·         El  viejo  hombre  es, además,  la  parte  mental  que recibimos de Adán (W. Nee) mientras que el cuerpo de pecado es la parte física.
[A] ¿Qué debe hacer un creyente que quiera ser librado del pecado?
La respuesta se puede deducir de Romanos. Volvamos a leerlo detenidamente teniendo muy presente lo que acabamos de analizar.
¿Qué debemos hacer?...
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[B]¿Cuál fue el propósito de Dios con esto?... El propósito de Dios no es desarraigar  el  pecado  que llevamos dentro, ni tampoco reprimir al cuerpo del pecado por fuera.

        Dios  le  puso  fin  al  viejo hombre

[C]¿Pero cómo…?
ü  A través del sacrificio de Su Hijo en la cruz.
Rom 5:8  Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Cuando  Jesús  fue  a  la  cruz,  no  sólo  llevó con Él todos los pecados del mundo (y de todos los tiempos),  sino  que  también  nos llevó  a  nosotros.
Consecuencia:
  Por lo tanto… si Jesús nos llevó con Él a la cruz y si con Él estamos crucificados:
·         Nuestro  viejo  hombre ya  fue crucificado.  ¡Está hecho!
·         Este  es  un  hecho cumplido y tan cierto como que Cristo fue crucificado.
 Jua 19:30  Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
DRAE: ~ consumado. 1. m. Acción que se ha llevado a cabo, adelantándose a cualquier evento que pudiera dificultarla o impedirla.

[D]¿Para qué nos puso Dios en la cruz con Su Hijo? La respuesta, nuevamente, se encuentra en el vv. 6. Nunca es reiterativa la lectura de la Biblia (la reiterativa soy yo). Leámoslo nuevamente, por favor.
Es decir que:
Al destruir/anular nuestro cuerpo (de pecado) siendo éste crucificado, Dios quiso que ya no fuéramos esclavos del pecado…  
Dicho de otra manera,  podríamos decir que:
  
Dios quiso que el pecado ya no tenga poder sobre nosotros.


[E] Pero… ¿Comprendemos de verdad lo que significa este misterio?
1.      Con nuestro viejo hombre crucificado y
2.      aceptando al Señor como nuestro Salvador y muertos al pecado, entonces, somos regenerados en una nueva vida…una vida espiritual…
 Tit 3:5  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

3.      Recibimos la vida de Cristo…
4.      Y con ella recibimos el Espíritu Santo en nosotros, que  es el que actúa para convencernos de pecado.

Dice Lewis Chafer[4]:
[…] El pecado inicial de Adán le llevó a la caída,  y en la caída él se volvió un ser completamente diferente, y sólo capaz de engendrar seres caídos como él mismo. Por lo tanto, cada hijo de Adán es nacido con la naturaleza adámica, siempre está predispuesto a pecar, y aunque su naturaleza fue juzgada por Cristo en la cruz una fuerza vital y activa permanece en cada vida del cristiano. Nunca se dice que será quitada o erradicada en esta vida, pero para el cristiano hay poder vencedor provisto a través del Espíritu que mora en él

 Dice Watchman Nee[5]:
“Ninguna  verdad  que  entendamos  sólo  intelectualmente  nos  capacitará  para resistir las tentaciones. La revelación del Espíritu Santo es absolutamente indispensable. El Espíritu de Dios debe darnos una revelación para que podamos saber que estamos en Cristo y unidos a Él.  Esta  revelación  hará  que veamos claramente  que  nuestro  viejo  hombre  fue  crucificado con Él, puesto que estamos en Él. Esto no es una comprensión mental, sino una revelación del  Espíritu  Santo.  Una  vez  que  una  persona  recibe  la  revelación  de  parte  de  Dios,  esta verdad  espontáneamente  llega  a  ser  poderosa  en  él  y  le  da  la  capacidad  de  creer

Recapitulemos. Quizás ahora podamos responder más sólidamente:
1.      ¿Qué debe hacer un creyente para ser librado del pecado? Contestemos justificando nuestra respuesta. (Nota: La respuesta no es directa, se deduce de lo visto hasta aquí)
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2.      ¿Cuál es la clave para que el pecado no tenga poder sobre nosotros?
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Reflexión: Casi sin excepción, cuando aceptamos a Cristo, aceptamos que Él murió en la cruz. Sin embargo, no es tan contundente aceptar que nuestro viejo hombre también haya sido crucificado por él.
     No llegamos a hacer de esta verdad una realidad espiritual
La forma de lograrlo, acaso por demasiado evidente, la pasamos por alto. La respuesta, como siempre, está en la Palabra de Dios.

Rom 6:11  Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

 RV 1909: Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas vivos a Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.
 ¿Qué reflexión le merece Rom. 6.11? Hablemos sobre ello y anotemos lo que nos parezca importante.
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DRAE: considerar: (Del lat. considerāre).
1. tr. Pensar, meditar, reflexionar algo con atención y cuidado.
2. tr. Juzgar (discernir-dicriminar-separar), estimar. 

  Entonces... Sabemos que nuestro viejo hombre ha sido crucificado…
¡Pero… cuidado! Porque hay dos peligros inmediatos que enfrentar:

1.      Aunque hemos sido regenerados, el pecado sigue vivo. (¿Recuerda por qué?)

2.      Aunque el Espíritu Santo esté en nosotros; nuestra condición de pecadores sigue existiendo.
 ¡¿Entonces… qué?! ¿Estamos perdidos?

Rom 6:17  Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;

Esta, sin dudas, es otra clave fundamental. ¿Cuál es?
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Sin embargo, resta aun un asunto más con el que lidiar: el alma (psique).
A decir de W. Nee[6]:
La vida del alma comprende, por lo  menos,  tres  partes  principales:  la  voluntad,  la  mente  y  la  parte  emotiva. […] Antes  de  la  caída  del  hombre,  ella  (el alma) proveía  toda  su  energía  para  la dirección del espíritu, pero después de la caída, sigue el dominio del pecado. Desde que el hombre se hizo carne, el pecado que reina en el cuerpo vino a ser la naturaleza del hombre y esclavizó al alma, que es su vida. Esto hace que el hombre en todas sus acciones, siga (o se incline) al pecado. Es por eso que la naturaleza del hombre es el pecado, y el alma es su vida (natural).
 Si termináramos nuestro estudio aquí, nos iríamos apesadumbrados, pensando que no tenemos salida o que caemos en un círculo vicioso.
 El pecado trama, y el alma ejecuta. Esta es la condición de todo creyente[7].
¡Qué terrible sentencia parecen ser estas palabras de Nee! Que dúo nefasto. Pero, tratándose de Dios es imposible que haya un círculo vicioso. De hecho se trata, más bien,  de un círculo virtuoso, que analizaremos un poco más adelante en este estudio.
Aunque parezca más que obvio, Dios ha pensado en todo y sabe que está tratando con nosotros (con todo lo que esto implica).
Algunas conclusiones hasta aquí:

Como Dios ha pensado y se ha ocupado de todo,
la cuestión no es el pecado que hay en nosotros,
ya que nuestra naturaleza pecaminosa es inamovible
y no ha desaparecido en la cruz.

La VERDADERA cuestión es el poder que logremos tener
(o no) sobre el pecado…

Aunque nunca podamos deshacernos por completo o anular nuestra naturaleza pecadora…

Sí, podemos lidiar con el poder que
el pecado tiene sobre nosotros.
Rom 6:22  Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.  
Analicémoslo juntos:
ü  Dios sabe que pecaremos, porque nuestra naturaleza tiende a ello inexorablemente.
ü  Pero Dios nos ha dado una nueva vida, la vida de Su Hijo en nosotros.
Es Esa vida (la de Jesús) la que debemos (aspirar a) vivir… no la de nuestra mente/alma/psique/personalidad/carácter o como queramos llamarlo. Estas últimas son todas denominaciones del viejo hombre, no del hombre regenerado.
Dios pone la vida de Su Hijo en nosotros para despertar el espíritu y disminuir con ello la naturaleza carnal de nuestra vida.
 Más conclusiones:
 Solo disminuyendo el ego el Espíritu Santo podrá ocupar el lugar central en nuestras vidas, para convencernos de pecado y para ser el timonel de ellas.
  
Solo tendremos poder sobre el pecado que mora en nosotros, una vez que hayamos entendido (visto, revelado, experimentado) por fe, y no por intelecto, que el poder lo tiene el Señor y que Él es el que nos dota para la tarea. (Círculo virtuoso).


Rom 3:27  ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Dice Nee[8]: En  esta condición, aunque el creyente haya vencido al pecado al practicar obras de justicia, todavía es  inmaduro.  No  obstante,  pocos  están  dispuestos  a  depender  de  Dios  y  a  reconocer  su debilidad,  inmadurez  e  incapacidad.  El  hombre  en  su  naturaleza  humana  piensa  que  tiene fuerza.  Quien  no  ha  sido  humillado  por  la  gracia  de  Dios,  nunca  reconocerá  que  no  sirve para nada.
  Nosotros no podemos… Solo entregándonos al Señor y reconociendo que es Él el Señor de nuestras vidas, podremos dar la batalla.
Solo accederemos a esta experiencia espiritual por fe, CREYENDO que ya hemos muerto al pecado y no pensando que lo venceremos. El pensar que lo venceremos no es de un creyente espiritual, sino de un creyente que es aun muy carnal y que alimenta su ego pensando que él puede lograrlo.
 Solo considerando a Jesús como Señor de nuestra vida es que podemos a Pablo cuando dice:
Gál 5:16  Digo,  pues: Andad en el Espíritu,  y no satisfagáis los deseos de la carne.
Gál 5:17  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu,  y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,  para que no hagáis lo que quisiereis.
Gál 5:18  Pero si sois guiados por el Espíritu,  no estáis bajo la ley.
Gál 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne,  que son: adulterio,  fornicación,  inmundicia,  lascivia,
Gál 5:20 idolatrías, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,  disensiones,  herejías,
Gál 5:21  envidias,  homicidios,  borracheras,  orgías,  y cosas semejantes a estas;  acerca de las cuales os amonesto,  como ya os lo he dicho antes,  que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Gál 5:22  Mas el fruto del Espíritu es amor,  gozo,  paz,  paciencia,  benignidad,  bondad,  fe,
Gál 5:23  mansedumbre,  templanza;  contra tales cosas no hay ley.
Gál 5:24  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Gál 5:25  Si vivimos por el Espíritu,  andemos también por el Espíritu.
Gál 5:26 No nos hagamos vanagloriosos,  irritándonos unos a otros,  envidiándonos unos a otros.-



[1] Grandes temas bíblicos - Lewis S. Chafer (Pág. 123)
[2] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág.101)
[3] Fuente: Certeza / e-Sword.-
[4] Grandes temas bíblicos - Lewis S. Chafer (Pág. 123)
[5] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág.103)
[6] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág.106 y 108)
[7] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág. 108)
[8] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág. 109)